Nada más sabroso que
llegar a una playa virgen con tu tienda, tus amigos, unas chelas y la
inmensidad. Para no hacer nada más que pasarla bien sin preocuparte del pañal
en la orilla de la playa, los gritos del escuincle que quiere que le hagan
trenzas y los insistentes vendedores de cuanta cosa se puede uno imaginar.
Además de que acampar tiene su parte de ‘en contacto con la naturaleza’ donde
puedes aprender de supervivencia en situaciones controladas.

(Últimamente las playas
vírgenes están de moda, te puede tomar tiempo encontrar una y sobre todo llegar
a ella pero México es inmenso y sus playas bellísimas, NO te puedes morir sin
vivir una playa virgen).