Fernando había estudiado Relaciones Internacionales, por azares del destino. Le gustaba todo lo que tenía que ver con la onda cosmopolita, pero sabía que no era lo suyo. No sabía qué iba a pasar cuando acabara la carrera…
Pero al cambio de año decidió buscar cosas que a él de verdad le interesaran. Encontró un anuncio extraño, de una revista de viajes, que buscaba un redactor incipiente.
Las palabras le sonreían y poco a poco fue escribiendo más, de asuntos más y más diversos, hasta que descubrió, que a eso se dedicaría. Incluso llegó a escribir textos sobre aquello de que sí se pueden llegar a cumplir los propósitos de año nuevo que hace uno mientras come y come uvas.