Cuando empiezas a salir con alguien todo es risas y diversión (y calentura) hasta que tienes que conocer a sus padres. Aceptémoslo, poca cosas nos ponen tan nerviosos como la primera vez que compartimos la misma mesa con los suegros y sentimos la mirada analítica del papá, como si escudriñara con los ojos nuestra alma en busca de debilidades; mientras que la mamá, por lo general, analiza nuestro comportamiento para darle la preciada aprobación a su pequeña cría, o condenarnos a la categoría de ‘patanes ridículos sin futuro’. O algo así.

Sin embargo, es una situación necesaria. No hay escape. Es de vida o muerte. Y, por supuesto que el futuro de tu relación depende de este épico encuentro. O sea, no es que queramos ponerte nervioso, pero toda tu vida depende de ello. Así que ten MUCHO CUIDADO, muchacho.

Gracias al terror que nos provoca conocer a nuestros suegros, decidimos compartir con ustedes una serie de consejos para que esta primera vez no duela tanto y logren superar la prueba con éxito, confianza y sobre todo con dignidad.

1. La suegra

Sabemos que es el pilar de la familia, el objetivo principal a conquistar, por lo que esta figura debe ser tratada con sumo respeto, delicadeza y atención. Pero tampoco abuses. Una cosa es halagarla y mostrarle (fingir) que eres un buen partido; otra cosa es arrastrarte para ganarte su aprobación, así que ten en cuenta lo siguiente:

Buena idea: Piropear a tu suegra

‘Parecen hermanas’ es una frase clásica y muy útil. Seguramente provocará risillas y comentarios sobre lo encantador que eres.

Mala idea: Sabrosear a tu suegra

‘Ahora veo de dónde sacó tremena pechonalidad su hija’. Error. Esto provocará golpes, lágrimas, depresión y tratamiento psicológico. Evítalo.

Pésima idea: Darte a tu suegra

‘¡Todo quedará en familia!’. Si te gusta estar vivo, no lo hagas. No lo digas, ni lo pienses. Por más que encuentres MILF razones para fantasear, evítalo.

2. El suegro

Buena idea: Ofrecer una (buena) botella de vino

Aunque sea cliché, siempre será un buen gesto llevar algo en tu primera cena formal con tus suegros. Tu suegro (que probablemente tampoco quiere estar ahí) lo agradecerá sinceramente. Nada mejor para relajar las tensiones que un delicioso vino tinto.

Mala idea: Llevar Tonayán a la cena (o a cualquier lugar)

No importa la ocasión, la fecha o el lugar. Cuando lleves Tonayán a una reunión la respuesta siempre será ‘NO’.

Pésima idea: Malacopear con tu suegro

Cuando el alcohol y las mujeres se juntan, los hombres solemos dejarnos llevar por las caricias del alcohol y empezamos a sincerarnos con nuestros compadres. Neteamos, pues. Y si lo haces con tus suegro corres el riesgo de malacopear y hacer algún comentario inapropiado sobre su hija, o peor aún, su esposa.

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3. Los cuñados/as

Son quizá, el elemento más celoso de la noche. Por lo general los hermanos suelen ser más criticones y difíciles que los suegros. Ellos saben perfectamente cómo descifrar tus mentiras y conocen al camino para dirigirte de regreso a tu soltería. Ten mucho cuidado.

Buena idea: Bromear con los cuñados

La mejor forma para tantear terreno con tus semejantes es por medio de la comedia, así que un par de chistes son una gran idea. Así todos pensarán que eres adorable y le pedirán a tu pareja que te lleve de regreso muy pronto. Pero no exageres, tampoco quieres parecer un bufón como Yordi Rosado y perder el respeto de toda la familia.

Mala idea: Llevarte pesado con los cuñados

Existe una delgada línea entre ser chistoso y ser odioso. Tan fina que pocos logran percibirla. Tú debes ser muy cuidadoso. Recuerda que es una cena familiar, no un roast de Comedy Central.

Pésima idea: Pelear con los cuñados/as

Ahora bien, si ya cruzaste la línea y no te diste cuenta, no te enfades cuando seas llamado ‘pelón’, ‘chimuelo’, o cualquier apodo que te recuerde lo afortunado que eres de tener una pareja. Lo peor que puedes hacer es enojarte, contestar los insultos y terminar de vuelta tu rutina de llorar toda la noche.

4. Pareja

Evidentemente, si decidiste enfrentarte al desafío de conocer a tus suegros es que la relación con tu pareja va en serio, y tu labor es demostrarlo por medio de atenciones, detalles y gestos románticos para ganarte su corazoncito. Pero, recuerda, eres su novio, no su esclavo.

Buena idea: Ser un caballero de verdad

Llevarle flores, escribirle poemas, consentirla son las mejores formas de demostrar tu amor, ella lo agradecerá y tú los disfrutarás.

Mala idea: Ser un mandilón exagerado

Llevarle flores (diario), escribirle (10) poemas (al día), consentirla (ser su mozo) ya no está tan padre. Tu vida corre peligro. Reconsidera tus acciones.

Pésima idea: Ser un mono amaestrado

Si ella dice ‘sit’ y tú te sientas, tienes serios problemas. Nadie te va a tomar en serio jamás y sus padres te confundirán con el sirviente de su pequeña criatura.

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5. Tú

Por supuesto, tú eres la pieza principal en este juego. Tú debes saber venderte como si fueras un gran muchacho. Hazlos creer que sin ti su hija estaría perdida en el mundo. Véndete no como el mejor, sino como el único.

Buena idea: Sé tú mismo

Lo mejor que puedes hacer es simplemente ser tú mismo. Pero no demasiado, guarda tus modales, mantén la compostura y actúa como un hombre de verdad y no payaso.

Mala idea: Sé (muy) tú mismo

Si ya te empiezas a sentir en casa, recuerda que no lo es. Compórtate como un ser humano.

Pésima idea: Sé (demasiado) tú mismo

No son tus compas, no tienen por qué soportar tus cochinadas, tus malos chistes ni tu fascinación por la profundidad de los tuits de Alejandro Jodorowsky.