A un año de su fallecimiento, la bailarina y coreógrafa Gloria Contreras está más presente que nunca. Gloria tomó el escenario de Bellas Artes la noche del 1 de diciembre y sus pasos volvieron a cobrar vida a través del cuerpo de los bailarines que durante muchos años ella forjó con ahínco y tesón en salones de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“El bailarín debe darse al público, debe entregar su alma en el escenario. El ballet es música, es el alma del bailarín y del músico”, decía la coreógrafa a sus pupilos, y justo ese pensamiento se mantiene firme entre quienes integran el Taller Coreográfico de la UNAM,que de manera magistral homenajearon a su maestra, a su madre, su amiga, su cómplice, su creadora.

Este tributo fue para una mujer que no sólo cosechó una prolífica trayectoria en la que elaboró más de 250 coreografías, con piezas musicales diversas y contrastantes entre sí, pasando por la reinterpretación rebelde de los grandes clásicos del ballet hasta experimentado los ritmos contemporáneos más cercanos a la juventud como el hip hop y el reggaeton. Sin olvidar los danzones, huapangos y piezas más emblemáticas del repertorio melódico de nuestro país, esta celebración fue para una activista, para una transgresora, para una apasionada, pero sobre todo para una mujer que siempre se mantuvo firme en sus convicciones y en pie de lucha para que la danza llegará al mayor número de personas.

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“La danza es la más fácil de las artes, porque utiliza un cuerpo y todos tenemos cuerpo, porque canta y a todos nos gusta cantar. La danza es una manera de llevar la cultura a todos los niveles, tú puedes ir a un pueblito, el más desfavorecido, el más recóndito y presentar un baile, e inmediatamente todos lo aman”, solía decir la maestra.

Gloria seduce con cada una de sus piezas, logrando enamorar a los menos apegados al arte, propiciando algo más que una emoción pasajera, consiguiendo sembrar una semilla que al pasar del tiempo, primero se convierte en un gusto recurrente y después en un estilo de vida que, inevitablemente culmina en la sensibilización y educación de cada individuo trastocado por su lenguaje silencioso, por sus palabras en movimiento.

Bellas Artes vibró con una espectacular gala abierta y gratuita a todo el público, como siempre le gustó a Gloria, conformada por un programa hecho a mano. LaSinfonía Indiafue la coreografía que abrió el festejo ejecutada por los bailarines del TC UNAM, al término vinoCarmen, dos danzas de amor,por la Compañía Nacional de Danza;después el escenario fue retomado por los universitarios hasta el final de la velada, quienes emocionaron a la audiencia conRomeo y Julieta,Solo para un ángel contemporáneo, La Sonámbula; pieza estrenada cuatro días después de la muerte de Gloria Contreras, Alas para Malala, coreografía que consiguió el clímax al interior del recinto y como acto sorpresa: elHuapanago de Moncayo. De esa forma, los profesionales del movimiento le dijeron gracias a Gloria Contreras, con sus mejores voces, las que emanaron de sus cuerpos eufóricos.

Previo a subir al escenario, tras bambalinas Arturo Vázquez Mata, asistente en la dirección artística y uno de los bailarines más veteranos de la compañía dijo que lo que más recuerda de ella es la filosofía artística, “el trasfondo del movimiento. El movimiento debe estar habitado por una experiencia, por la vida misma y ella hacia coreografías para la experiencia particular de cada bailarín”.

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Gloria03 (Foto: Cuartoscuro)

La noche culminó con varios “goyas” en su honor y con solicitudes de parte de la concurrencia a que el Taller Coreográfico de la UNAM siga su marcha. El programa de la función ofrecida en Bellas Artes se repetirá el próximo domingo 4 de diciembre en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

“Gloria vive, la danza sigue”.

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