El olor a pan recién horneado es una de las primeras cosas que se perciben al entrar a Carolo, y es que este restaurante comenzó como una panadería que la familia de Carlos Gómez (quien tiene síndrome de Down) planeó para que él pudiera trabajar y desarrollarse profesionalmente.

Así, la panadería de ensueño de la familia se transformó en una exitosa fórmula y en una cadena de restaurantes que hoy en día da empleo a más de 200 personas, muchas de ellas, con discapacidad.

Entre la decoración rústica y acogedora, maderas claras y talladas, palabras en color blanco sobre un fondo negro, cestos de mimbre en color gris, una cava con acabados de metal y madera roja, los comensales de Carolo son recibidos como si llegaran a casa. El servicio cálido y el trato de los meseros es excelente, ningún cliente tuvo que esperar mesa por más de 5 minutos y no es que no haya gente, es que todo el equipo está perfectamente organizado.

Las risas de la mesa en la que un grupo de amigas compartían el desayuno alegró mi estancia mientras observé, a través de una pared de cristal,las charolas de pan que los cocineros sacan del horno ubicado en la planta alta, así de limpio y claro es este lugar en el que una de las cocinas está a la vista de todos.

Una mezcla de colores, olores y sabores de los alimentos que se preparan al momento en un ambiente visualmente agradable que se convierte en toda una experiencia gourmet. El menú no es fijo, ponen algunos platillos a prueba dentro de las sugerencias de la carta. La mamá de Carlos, es quien desarrolló el concepto, con la intención de crear un lugar que ofreciera platos con las tendencias de todo el mundo, servidos con productos nacionales e internacionales que sean frescos y de la mejor calidad. Es una combinación de recetas mexicanas y extranjeras. Eduardo Gómez, hermano de Carlos, “entró al quite” cuando la familia se dio cuenta de que la panadería tenía un enorme potencial de expansión. Nos contó que todos están al tanto de lo que pasa en el restaurante y que el negocio los ha unido todavía más.

Carolo tiene 6 años dando servicio en sus cuatro sucursales, iniciaron en 2007 en Lomas, después abrieron en Plaza Carso, más adelante en Paseo Interlomas y más recientemente, en Santa Fe. Cada sucursal es arquitectónicamente distinta, ya que el lugar se acopla a la zona y es así como eligen la forma en la que se hará el interiorismo. Sus dueños tienen el deseo de apoyar e impulsar el mercado nacional de la mayor forma posible por lo que no sólo tienen alimentos mexicanos, también han agregado a su cava muchos vinos del país. Actualmente, tienen planes para abrir más sucursales en la Roma, Polanco, Satélite y no descartan la posibilidad de algún día tener un Carolo en el extranjero.

Los must del lugar son: El french dip, los huevos benedictinos, la alcachofa al carbón, el salmón al horno pero, indudablemente, su producto más fuerte es el panqué de té verde que se vende desde que abrieron la panadería.

68444Pan de té verde

Pan de té verde (Bergerault)

Y es que Carolo no es sólo la opción perfecta para desayunar con las amigas, cerrar un negocio, comer con la familia o cenar con alguien más, es también una gran opción para tomarte un buen vino.

Aunque la cocina está abierta de 8 de la mañana a 11 de la noche, los clientes se van muchas veces hasta las 2 de la mañana. Tienen una sección en cada restaurante en donde venden productos delicatessen. En Plaza Carso, hay un roof que rentan para eventos y es increíble porque tienes todo en uno.

Habrá que ir a cada Carolo para disfrutar de la experiencia que cada uno ofrece. Tienen desayunos, comidas y cenas de lunes a sábado y los domingos sólo quitan las cenas. Todo rico, selecto y exquisito.

Carolo Carso
Lago Zurich 245
Col. Ampliación Granada
Tel. 4976 0134 / 4976 0135