En el número 333 de la calle de Fray Servando, a unos pasos del Mercado de Sonora hay una casona donde más que cocinar, se crean pócimas capaces de sanarle el ánimo y el corazón a cualquiera. Este lugar —que tiene el espíritu de una casa familiar donde siempre eres bienvenido— es liderado por Isis Iturriaga. Ahí vive el proyecto Sanadoras, y dentro de él, su parte humeante, calientita y sabrosa: La Caldería.

“Cuando estaba buscando un lugar para echar a andar este changarro primero pensé en dos colonias: la Roma y la Escandón. Pero quería la parte de la Roma menos gentrificada, la que todavía es de gente más normal, más de barrio, dice Isis. “Pero un día mientras buscaba resultó que esta casa estaba disponible y me enamoré de que estuviera tan cerca del Mercado de Sonora”.

Según Isis, algo mágico de este lugar es que hay todo tipo de gente: lo mismo vienen familias enteras, artistas, gente de todos los estratos que se reúnen en las mesas bajo la premisa de disfrutar un buen caldito. “Me encanta esta zona porque hay mucha población flotante. Vienen los vecinos, pero también la gente que se entera por Facebook o que venía por la calle y por accidente vio nuestro letrero y se le antojó. Tratamos de mantener los precios accesibles —80 pesos el caldo grande— para que todos lo puedan disfrutar. Hay veces que los albañiles, literalmente acaban de echar el colado y vienen aquí a echarse un caldo”.

Sanadoras La Caldería

Foto: Sanadoras La Caldería

La carta es breve y como su nombre lo indica, está especializada en caldos, pero no hace falta más en un lugar que no busca conquistar por sus pretensiones, sino por su sabor. “Lo que queremos es que la gente coma como lo haría en su casa. Las sanadoras siempre han estado en el hogar, es una tradición yo diría que a nivel mundial el que las madres, las abuelas o las tías a través del alimento nos hagan sentir mejor cuando tenemos alguna dolencia. ¿Que estás enfermito? Un caldito de pollo. ¿Que andas crudo? Una pancita. ¿Que extrañas el sabor del hogar? Un mole de olla”. Es precisamente este último, el de olla, el que se ha posicionado como el gran favorito de quienes visitan La Caldería.

Caldos que son una grosería

Para alcanzar la pancita hay que llegar temprano, porque vuela, como todo buen remedio para la cruda. Para los que les gusta lo picosito, no pueden perdonar un caldo tlalpeño. Y si se trata de nombres coquetos, está el “caldo grosero”, que se llama así porque la verdura está cortada en porciones grandotas, groseras, casi saliéndose del plato. “En realidad todas nuestras porciones son vastas. Aquí nadie se queda con hambre, cada caldo es una comida completa. Yo apenas y me acabo un chico, que es lo que le recomiendo a los primerizos pero la gente de buen diente se llega a acabar uno grande”.

Y como buen lugar donde las porciones abundantes son uno de los atractivos, siempre hay historias con comensales de buen comer. “Tenemos un cliente que siempre que viene se echa un caldo grande, que ya son palabras mayores. Bueno, pues un día vino acompañado de una maestra que creíamos que pediría uno chico y no, se acabó el grande, con sus respectivas tortillitas y todavía se pidió otro caldo chico que se le antojó. Todos nos quedamos con el ojo cuadrado”.

Sanadoras La Caldería

Foto: Sanadoras La Caldería

Por supuesto, si sientes que ya no te cabe, hay alternativas: puedes traerte tu bote o lo que aplican muchos: una cubeta, que es la manera en que se piden los caldos para llevar. “Aquí nada se desperdicia. Además no tenemos popotes, servilletas desechables ni envases de plástico. No somos ecofriendly por moda, sino porque creemos que así ponemos nuestro granito de arena. También rescatamos lo tradicional de la herbolaria y lo aplicamos en los caldos; ah, y las tortillas son hechas a mano y al momento, cuidado porque son adictivas”.

Además de estos pequeños/grandes actos en pro del ambiente, en Sanadoras también hay una tienda donde se apoya a pequeños productores y que no han podido colocar sus productos en otros lugares, una peluquería de barrio y diversos eventos, como talleres de artes escénicas o talleres. Sanadoras es un lugar inclusivo y amigable donde todos son bienvenidos. Si quieres conocer todas las actividades que hay en este lugar, checa su página de Facebook.

¿Qué, ya se te antojó un caldito?

Fray Servando Teresa de Mier 333, Esperanza,5764 7779, mar-dom 10–18.