Despertar todos los días de la semana para ir a trabajar suena a una condena de cadena perpetua. No hay que caer en semejante actitud, más bien ponte de modo para que ese lapso resulte el anticipo de un excelente día.

Un buen comienzo es recorrer el despertador 15 minutos más temprano para salir de la cama sin el vértigo de que ya se te hizo tarde.

Tomar el primer jugo mientras preparas tu ropa y el baño; con calma y buena vibra.

Haz todo lo posible por no desayunar en tu escritorio, mejor lánzate al comedor o cafetería y date una sabrosa combinación de proteínas, carbohidratos y fruta. Lo mejor es que te des el tiempo de desayunar en casa antes de salir o llevar los alimentos ya listos, bien empacados.

Es recomendable tener en cuenta ciertos preceptos básicos en cuestión de alimentos, como que hay que consumir grasa en el desayuno, pero debe ser grasa buena; de huevo, aceite de olivo, aceite de coco, aguacate, pistaches, almendras.

Otro punto importantes es el relacionado con las fibras, nutriente que te regala la sensación de saciedad por más tiempo, con lo que ayuda a evitar que comas calorías de más, como las zanahorias crudas, el pan integral, la avena, las semillas de girasol, las manzanas y algunos jugos.

Abundan los menús apropiados para conseguir un desayuno óptimo, desde los más frugales para tomarse en el camino, a los más llenadores que merecen al menos 15 minutos antes de salir o de receso en la oficina. Conócelos, toma nota, prepáralos y disfrútalos.

5 desayunos para empezar la mañana

Licuado de leche con frutas: leche, un plátano, cinco fresas, un puño de avena, miel de abeja y una cucharada de yogurt para que espese. Bien licuado para tomarse bien helado.

Yogurt natural con frutas: una manzana picada, unas cuantas nueces, un puño de granola y una taza de yogurt, si es griego, mejor.

Sándwich de huevo: que sea de preferencia pan integral, untado con un poco de mostaza y un huevo revuelto. Acompáñalo con un jugo de frutas.

Sándwich de humus y requesón: pan integral untado de crema de garbanzo en un lado (humus) y requesón del otro, con rajas de chile jalapeño y unas rebanadas de jitomate.

Tortilla de huevo con verduras: puede ser la clásica con papas o si quieres variar, hazla con calabacitas o espinacas; revuelve bien dos huevos con la verdura que elijas en crudo, vacíala en la sartén (de las que no se les pega nada) y cuando la veas cocida, voltéala con cuidado.

Si el cuerpo arranca el día con la certeza de que está siendo bien tratado, el resto de los asuntos serán fácil de encarar.