Lo más recomendable del lugar son los desayunos: chilaquiles con huevo (no excelentes pero cumplidores) enfrijoladas, entomatadas y aquí sí, un rico chocolate. 

El buffet es bastante sencillo, está pensado como una barra de ensaladas, para completar un “menú ejecutivo”, con una sopa y un platillo fuerte (a elegir del menú). Como parte de su “oferta internacional” venden empanadas argentinas de carne o elote y rellenas de mole.

El servicio es amable y el lugar es bastante acogedor; de acabados rústicos y una colección completa de retacado de afiches y fotografías de su propietaria.