Los puños se levantaron cuatro veces entre las 9:00 y las 12:00 del miércoles 20 de septiembre en el edificio colapsado en Gabriel Mancera y Escocia, en la colonia Del Valle, uno de los puntos de rescate de víctimas en toda la ciudad tras el sismo.

En ninguna ocasión se encontró a un sobreviviente, pero eso no mermó el esfuerzo de militares, policías y sociedad civil que se dio cita en el lugar para ayudar en las labores.

Sin casco y sin guantes, pero con toda la disposición de ayudar, los rescatistas voluntarios formaron filas para sacar escombros. Otros hicieron equipos para repartir comida y alimentos. Unos más organizaron brigadas médicas y lo mismo ocurrió en Viaducto y Medellín.

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Foto: Jardiel Palomec

Cerca, en la calle de Obrero Mundial 240, los vecinos de un edificio fueron desalojados alrededor de las 14:00 horas: «Solo escuchamos las alarmas y nos desalojaron. El edificio de junto está recargado sobre el nuestro. No tenemos dónde ir, no sabemos qué hacer, hay mucha desinformación», dijo una de las vecinas.

El sismo dejó huellas de su poder en casi todas las calles de la colonia Narvarte. Cuatro torres de edificios que están sobre la calle de Enrique Rebsamen y en Pestalozzi quedaron inhabitables. Las paredes no soportaron el movimiento y se vinieron abajo.

Más rescate de víctimas en Miguel Negrete y Niños Héroes de Chapultepec, en la colonia Miguel Alemán. A unas cuantas cuadras ya se advertían varios camiones para llevar escombros. El edificio se vino abajo totalmente, cada piso desapareció para dejar paso nada más una mole de escombros.

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Foto: Jardiel Palomec

Había militares rodeando la zona y trabajadores cortando las losas de cemento, al parecer trataban de rescatar a una persona. Se podía ver ropa, cortinas y algunos muebles, todo cubierto de polvo, algo que recordaba que ese edificio todavía tenía vida el martes. Frente al inmueble colapsado, la parroquia de Santa María de la Natividad sirvió como centro de acopio donde una cadena humana repartía víveres a bicicletas, motos y algunas camionetas para que los llevaran a otros lugares donde los necesitaran.

Por último, sobre La Morena, desde Cuauhtémoc y hacia Gabriel Mancera —muy cerca del Metro Etiopía— había varios edificios con daños estructurales. Todos los vecinos en la calle cuidaban las pocas pertenencias que pudieron rescatar, pues en algunos casos Protección Civil les dijo que sus edificios ya no podían ser habitables ante el inminente riesgo de derrumbe.

Muchos habían pasado la noche en la calle, pues habían sido alertados de posibles robos. En calles aledañas, las cuales estuvieron cerradas a partir de la madrugada y era imposible ingresar, había edificios semicolapsados.

En otro punto de rescate de víctimas, hasta las 16:30 horas había 25 personas rescatadas y otras 13 confirmadas vivas bajo los escombros del edificio ubicado en Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma Norte, según informes de la Marina.

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Foto: Karla Almaraz

Se recibieron mensajes vía WhatsApp de algunas personas debajo de los escombros hasta el mediodía de este miércoles, pero el número es incierto. Además de las personas rescatadas, familiares han reportado otras 22 personas desaparecidas. Según varios testimonios de rescatistas y familiares, había alrededor de 50 personas en el edificio.

La ayuda no faltaba: al menos una decena de personas ofrecían comida, bolsas con sándwiches, tortas, fruta, refrescos, jugos, bebidas energéticas, alegrías, platos de unicel con tacos de guisado, tacos de canasta, arroz, pasta… Cadenas humanas armaban con rapidez bolsas de primeros auxilios y pasaban el agua y la comida. Psicólogos voluntarios, como Mariana Gómez, atendían a algunos familiares que esperan noticias.

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Foto: Margot Castañeda

Los brigadistas entraban a la zona de escombros en grupos para el rescate de víctimas. Cada grupo ayudaba durante dos horas aproximadamente antes de ser relevado. Las filas de voluntarios iban por toda la calle de Yucatán, a un costado del edificio dañado. Los rescatados fueron enviados a diferentes hospitales, acompañados de un familiar.

Sobre una banqueta se han instalado desde hace varias horas personas en espera de noticias de sus familiares atrapados. Algunos gozaron de un momento de tranquilidad cuando voluntarios pronunciaron los nombres de las personas dentro del edificio que están con vida, mientras que otros tuvieron que seguir esperando a que sus seres queridos fueran localizados por los rescatistas.

Lo que se pudo ver (y sentir) fue la solidaridad de todos: los voluntarios, estudiantes, amas de casa, profesionistas, en fin, toda la sociedad. En las calles principales los voluntarios corrían de un lado para otro a todas horas llevando víveres, consiguiendo materiales que iban desde clavos hasta vigas o repartiendo comida.

En Valladolid, algunas personas tuvieron que sacar sus cosas apresuradamente y despedirse de lo que hasta el martes era su hogar, debido a los grandes daños que sufrieron los edificios. Hasta las 18:00 de este miércoles no había noticias de gente rescatada de los escombros; sin embargo, nadie en la colonia Roma pierde la esperanza de ver otra vez a sus seres queridos con vida.

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Foto: Cuartoscuro

En la esquina de Laredo y Ámsterdam (Condesa), donde el martes decenas de voluntarios empezaron a mover trozos de escombro en una cadena humana, la mañana de este miércoles los elementos de Marina no daban el paso fácilmente. Era un riesgo estar cerca para las labores rescate de víctimas, por fugas de gas y edificios inestables

Desde las 9:30, varias veces vimos puños alzados, varias veces esperamos con un nudo en la garganta sin ningún resultado. A las 11:00 pidieron camillas a lo alto de los escombros y que dejaran pasar a una ambulancia. Sin embargo, dos camillas bajaron cubiertas con una sábana blanca y hubo un momento de desaliento.

Dos minutos después se pidió nuevamente silencio y se escuchó un ensordecedor grito de alegría: «¡Uno vivo!». Todos estallamos en aplausos y emoción.

El sentimiento de ver a todos los chilangos desbordándose en las calles para ayudar y comunicar información veraz, todos organizados y solidarios, es indescriptible. A cada hora las necesidades en los centros de acopio y en las zonas de derrumbe van cambiando, hay que estar atentos y seguir comunicados para ayudar más que estorbar y no dejar zonas sin ayuda.

Con información de Jardiel Palomec, Margot Castañeda, Eduardo García,  Karla Almaraz e Ilse Castrejón