Parecía un terremoto muy fuerte, de ésos a los que la Ciudad de México está expuesta y que inmediatamente nos hace recordar, para los que lo vivimos, el trágico año de 1985 cuando el DF se derrumbó.

Pero no, esta vez no se trataba de un sismo, era algo particular en el edificio B2 de Pemex donde el techo artificial comenzó a derrumbarse y el pánico se apoderó de todos los trabajadores ahí presentes de la paraestatal.

Juan, testigo presencial y funcionario de Pemex desde hace varios años, habló con Chilango sobre el suceso, aún shockeado por la impresión que le dejó esta tragedia.

“Me encontraba en el piso 11 de la torre B2, cuando todo se cimbró. Todos pensábamos que se trataba de un terremoto porque los plafones empezaron a derrumbarse”.

El nerviosismo y el pánico se instalaron en dicho piso, mientras todos los presentes eran desalojados, relata Juan.

“Después vino el polvo y el caos. La gente comenzó a salir en medio de la histeria”.

Lo siguiente fue una escena muy triste, un hecho inédito, cuando pasaron por la zona de la explosión no había más que heridos, muertos e incluso partes humanas debido a la explosión.

“Cuando llegamos al lugar de la explosión empezamos a ver gente herida, cuerpos tirados y pedazos de éstos… nunca en mi vida había visto tanta sangre”, concluye Juan.