Se llama Montserrat Alquicira y tiene 29 años. Hace unas semanas caminaba sobre la calle de Obrero Mundial, casi esquina con Petén —muy cerca del centro comercial Parque Delta en la Narvarte— cuando se dio cuenta de algo inusual: debajo de una banca había un smartphone prácticamente nuevo, impecable y sin marcas de uso.

De inmediato puso manos a la obra para intentar contactar al dueño del celular: al darse cuenta de que el equipo estaba bloqueado y no podía entrar a los contactos—se necesita clave o huella—, dejó un letrero en la banca, mismo que posteó en su Facebook y que al momento ya tiene cientos de compartidos.

El sábado encontré un teléfono tirado abajo de una banca en Obrero Mundial cerca de Parque Delta… Creo que no han…

Posted by Montserrat Alquicira Arreguín on Thursday, August 17, 2017

«Mi primera reacción, antes de hacer el letrero fue voltear a todos lados y ubicar a alguien que pareciera estar buscándolo, pues podía haberlo tirado», nos contó. «Estaba —y sigo estando—segura de que al dueño o dueña se le salió de la bolsa del pantalón, se sentó en la banca, se levantó y no se dio cuenta de que se le había caído».

Al momento, a pesar de la gran cantidad de veces que su publicación se ha compartido, nadie se ha puesto en contacto para reclamar el teléfono.

«Pienso llevarlo a Unefon, pues esa es la compañía en la que estaba dado de alta, a ver si ellos me podían ayudar a encontrar de quién era. Es un teléfono Motorola G5, está en perfectas condiciones. Esperaba que alguien me llamara para reclamarlo, porque seguía activo, de hecho le llegan mensajes que no sé de quién son, porque en las notificaciones no dice eso. También le llegan mensajes de Los Simpson, yo creo que el dueño debe ser fan de esa serie, jeje”.

Para devolverlo, aplicará la técnica de la zapatilla de Cenicienta: el usuario tendrá que probar que es suyo por medio de su huella digital. «Obviamente la persona que argumente que es suyo deberá poder desbloquearlo con su propia huella, ahí sí no hay pierde. Y que me diga qué hay en las últimas fotos que tomó o que aparezca en ellas. Todos nos tomamos selfies, así que lo más lógico es que deba aparecer en alguna de las fotos de la cámara del teléfono».

Sobre cómo ha reaccionado la gente, Montse siente tristeza. «Creo que si la persona no ha llamado a su propio teléfono debe ser porque piensa que se lo robaron y es una pérdida de tiempo. Es muy triste que todos pensemos mal de los demás. Tal vez el dueño asumió que ya no se lo regresarían y por eso no llamó; es feo que como sociedad ya no creemos que la gente pueda hacer lo correcto. Porque yo esto ni siquiera lo veo como un acto “bueno”, simplemente es lo correcto. También me han dicho que ya le saque el chip y me lo quede, pero prefiero pensar que aún puedo encontrar a su propietario».

Desde el jueves pasado que lo encontró, Monsterrat ha pasado varias veces frente al letrero que puso, con la esperanza de que alguien lo vea o deje una manera de establecer contacto. «Vivo cerca y he pasado diario para ver si alguien contestó. Esa persona seguramente cometió el descuido de dejarlo caer de su bolsa, ¡y ahora tiene que volver a pagar otro celular! Si a mí me pasara algo similar, me gustaría que me regresaran lo que es mío. Por supuesto no pido recompensa alguna, bueno, tal vez un abrazo, jaja. Sólo quiero que el teléfono vuelva a las manos de quien lo perdió».

Así que ya sabes: si quieres ayudar a Montserrat a encontrar al dueño misterioso, comparte esta nota. Además de ahorrarle a alguien el comprar un nuevo teléfono, estarás expandiendo un mensaje de esperanza que nos deja claro que a pesar de todo, en este país los buenos todavía somos mayoría. Ah, y si eres tú, ¡mándale un mensaje en Facebook! Ella te entregará, sin exigirte nada de por medio, lo que es tuyo.