Tiene los ojos negros, una cabellera también azabache y una sonrisa que se asoma a la menor provocación. Su apariencia, mexicana de a de veras, hizo que esta chica originaria del pueblo de San Mateo Xalpa fuera coronada en 2015 como La Flor Más Bella del Ejido, una de las celebraciones de mayor arraigo en la Delegación Xochimilco. Estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional, Isela Pérez tuvo experiencias agridulces en su paso por este concurso, mismas que nos confesó en esta entrevista.

Isela, tengo entendido que tienes formación universitaria, ¿cómo te surge la idea de participar en un concurso de belleza? ¿Son cosas compatibles?

Me nace la idea a partir de la necesidad que sentía de que escucharan mi voz. Un año anterior a mi participación visité la fiesta como espectador y apreciaba a jóvenes dando un mensaje. Me visualicé y en mi interior decía: “algún día estaré allí para decir lo que pienso” Así fue como mi gusto por brillar y ponerme retos me llevó hasta ese lugar.

Hay una idea más o menos generalizada de que al interior de los concursos donde se premia la belleza hay envidias y rivalidades. ¿Tú pasaste por eso?

Bueno, como todo concurso tiene sus ventajas y desventajas. Esto se presta para competir, aunque de entrada reconozco que todas tenemos las mismas probabilidades de ganar. Y sí, hay envidia y rivalidad cuando sobresale la participación de alguna chica. Sí pase por eso y es frustrante cuando no se entiende que la belleza es subjetiva y que más allá de la belleza física perdura la belleza del corazón.

¿En qué sentido lo dices? ¿Llegaste a ser criticada por tu físico?

Si, por varías personas que no conocía y a un hasta por mis propias compañeras. Hubo mucho bullying por redes sociales.

¿Qué es lo que se califica o se evalúa para ser coronada como La Flor más Bella del Ejido?

Son 5 aspectos fundamentales : 1. Atuendo (completo y original) 2. Mensaje o discurso que se emite. 3. Rasgos físicos de una mujer mestiza. 4. Porte (la forma en que se porta el atuendo).

¿Cuáles son las obligaciones de una chica coronada como la Flor más bella del Ejido?

Promover la cultura en fiestas o ferias culturales de la Ciudad de México o el mismo Xochimilco. Hay que ir a eventos, inaugurar. Actividades muy básicas. Yo considero que deberíamos ir por más: la Flor más Bella debiese estar generando cambios trascendentes, crear y promover cambios con verdadero impacto social, que involucren a toda la comunidad.

¿Qué le añadirías o quitarías al concurso si estuviera en tus manos?

Le daría mayor importancia a ganadoras y participantes informando que por ellas la fiesta existe, añadiría mayor difusión y al interior del certamen promover respeto a su individualidad. Aunque cada año solo hay tres ganadoras, a todas las chicas les donaría algo que permaneciera en su corazón, que les durara por siempre. Ah, y promovería más la armonía y fraternidad.

¿Hay algún pago económico o algún premio además del honor de ser coronada?

Sí: para el tercer lugar $7,000, para el segundo lugar $10,000 y para el primer lugar $20,000 más un viaje a Cancún. Eso fue lo que yo recibí.

¿Qué opinas de los que piensan que ya no deberían existir concursos de belleza, que eso es algo que debería estar en el pasado?

Cuando la belleza está ligada a lo simple, a lo estético y entendido a partir de los de estereotipos, opino que no se debería eliminarlos sino transformarlos: crear espacios donde la individualidad, ser uno mismo, fuese lo primordial.

La belleza es subjetiva. Valorar a una persona por tan solo ser guapa como la sociedad lo ha indicado es una tragedia. No hay verdad absoluta en cuanto a la belleza. Más bien estos concursos deberían basarse cosas como la cultura y las artes.

¿Qué fue lo más difícil de esta experiencia?

Ser Isela Pérez, atreverme a ser yo misma y por ello ser excluida, fui discriminada no sólo por mis compañeras, sino también por las autoridades. Pero nunca permití que me trataran como un objeto.

A pesar de eso, ¿volverías a entrarle si pudieras volver en el tiempo? ¿O mejor lo dejarías por la paz?

Lo volvería hacer una y mil veces sin objeción alguna y mi causa sería la misma: ser yo y defender los derechos míos y los de mi país.