En la Ciudad de México estamos acostumbrados a escuchar nombres de lugares cuyo origen desconocemos, especialmente aquellos que provienen de tiempos prehispánicos. Aquí presentamos el origen de cuatro de los rumbos más poblados de la ciudad.

Tepalcates

El suelo de esta zona del oriente de la Ciudad de México —de hecho, está pegadita a la famosa Agrícola Oriental— es rico en arcilla, por lo que, se dice, durante la época prehispánica ahí se elaboraban diferentes artefactos de barro.

En Teotihuacán, prácticamente no se producía nada, por lo que se surtía bastante de las poblaciones cercanas para satisfacer sus necesidades, y una de ellas eran, precisamente, los trastes de barro que se producían aquí.

“Tepalcate” es una palabra náhuatl que significa “traste de barro” y que se usaba para casi todo tipo de recipiente, como las vasijas, que estuviera hecho de ese material.

Bondojito

Cuna de famosos personajes populares, como el boxeador Rubén Púas Olivares, esta colonia de la delegación Gustavo A. Madero es símbolo —y, a veces, hasta sinónimo— del orgullo chilango.

En otomí, la palabra “bondo” significa “nopal pelón”, y justamente en esa zona solía haber una gran cantidad de “bondas”, es decir, un tipo de nopal silvestre con pocas espinas y que da un fruto (una tuna, pues) de color rojo intenso.

Para darse una idea de la importancia de ese nopal, para algunos expertos, es el mismo que está representado en el Escudo Nacional, sí, en el que se paró el águila a comerse a la serpiente.

Así que el diminutivo popular –que tanto nos gusta usar- de esa palabra es “bondojito”, nombre que se le dio al lugar debido a la gran cantidad de ese tipo de nopal que se encontraba por la zona y que todavía había hasta inicios del siglo 20.

Apatlaco

En los rumbos de Iztapalapa había algunas vías lacustres que llegaban, por ejemplo, a Iztacalco o Xochimilco, que después se convirtieron en caminos como La Viga.

“Apatlaco” significa en náhuatl “lugar de baños medicinales”, pero en realidad parece que ahí no había ningún lugar como ese, sino que debe su nombre a un río homónimo de Morelos.

A las orillas de ese río se llevaban a cabo temazcales, que es lo que representa el símbolo de la estación del Metro Apatlaco.

Coyuya

Nombre de una avenida, colonia y estación de Metro localizadas en Iztacalco, significa en náhuatl “donde se hacen cascabeles”.

Los “cascabeles” a los que se refiere la palabra no son como los que suenan con Santa Claus, sino aquellos que usan los famosos “concheros”—esos danzantes que se pueden ver en lugares como el Zócalo— y que se atan en la parte baja de las piernas. Son unas cáscaras con piedras en su interior que producen un particular sonido.

No se sabe si en esa zona hacían cascabeles o había frutos cuyas cáscaras pudieran servir para tal fin, pero era algo que podía encontrarse, en la época prehispánica, en muchas otras zonas del Valle de México.

¿Conoces el origen del nombre de tu barrio?

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