El cruce de Reforma y Niza es especial, no sólo porque ahí se define el futuro bursátil del todo el país —está la casa de bolsa—, sino porque se encuentra uno de los “monumentos” más tradicionales de la Ciudad de México: la Glorieta de la Palma.
En realidad no es un monumento porque no representa nada, sino que simplemente es un ornato de la ciudad que se ha convertido en parte del paisaje de las millones de personas que viven, trabajan y pasan todos los días por ese punto.
Pero, ¿cómo llegó esa gran palmera ahí?

El Paseo de la Reforma

A mediados del siglo 19, el emperador Maximiliano, quien vivió en el Castillo de Chapultepec, encargó la construcción de un camino que lo llevara directamente a lo que hoy es el Zócalo, por lo que se trazó el actual Paseo de la Reforma, que en ese entonces se llamó “Paseo de la Emperatriz”.
Como Maximiliano se fue pronto de ahí, ese elegante camino, que en sus inicios era cerrado al público y exclusivo para los picudos, se convirtió en una de las áreas más importantes de la ciudad y uno de los accesos a la zona de lo que hoy es el Centro Histórico.
A la llegada de Porfirio Díaz a la presidencia, el Paseo de la Reforma se convertiría en una copia de otras avenidas europeas, como los Campos Elíseos de París, y en su trazado se incorporó otro elemento también muy común en Europa: las glorietas.

Las glorietas

Así que las dos primeras glorietas que se construyeron, todavía a finales del siglo 19, fueron la del Caballito, en el cruce de lo que hoy es Bucareli y Reforma —se llama así porque ahí estaba la escultura conocida como “El Caballito”, la misma que ahora está frente al Museo Nacional de Arte— y otra en la que no se colocaron monumentos, pero unos años después sembraron una palma.
Una de las leyendas dice que esa glorieta estaba apartada para construir un monumento a Miguel Hidalgo con motivo del centenario de la Independencia en 1910. También se dice que no se construyó nada en ese entonces porque el proyecto consideraba levantar un monumento ahí cuando se conmemorara el bicentenario del movimiento independiente —o sea, en una de esas, pudieron construir ahí la Estela de Luz—, y así cada glorieta festejaría cada centenario.
Otra leyenda dice que simplemente se plantó ahí una palma por mera estética, como adorno, pues.
inclusive, se podría tratar de la única glorieta que permanece tal y como se concibió originalmente, ya que algunos calculan que fue plantada ahí desde finales del siglo 19, es decir, antes de la construcción de la Columna de la Independencia, “el Ángel” para los cuates.

Sus retractores

Aunque ya forma parte del paisaje chilango, esa palma ha tenido sus detractores, quienes han expresado, en diversas épocas, argumentos como que no debería estar ahí porque no se trata de un árbol autóctono de la región, y hasta han dicho que en su lugar debería estar plantado un nopal, el cual sí es muy chilango —es neto—.
También en los 90 se planteó removerla para colocar ahí a la Diana Cazadora, la cual había sido movida de su lugar original en los 70, pero después la regresaron a Paseo de la Reforma; finalmente, “La Flechadora de las Estrellas del Norte” se colocó en su ubicación actual, al cruce de Mississippi y Sevilla.
En esos mismos años, un grupo de “notables” —así le dicen a los grupos conformados por intelectuales— y ecologistas pidió que se quitara de ese lugar porque se podía dañar y propuso trasplantarla a algún punto de Ciudad Universitaria. Tampoco fructificó esa propuesta.
También han habido personas que dicen que es peligrosa porque sus hojas podrían caer sobre los autos o los peatones —aunque no es una glorieta peatonal—; sin embargo, el Gobierno de la Ciudad tiene un equipo de jardineros que le dan mantenimiento y, a pesar de su edad, se mantiene en buen estado.

Otras palmas famosas

Pero la palma de esta glorieta, que si hacemos cuentas tiene cerca de un siglo de edad —el primer registro fotográfico que se tiene de ella es de 1920, donde lucía muy pequeña—, no es la única en la ciudad.
En diferentes parques y avenidas de la CDMX hay grandes palmeras, pero unas de las más famosas son las que adornan el camellón de la calle de Florencia entre Avenida Chapultepec y Paseo de la Reforma.
Otra palma muy conocida por los chilangos es la del símbolo del Metro Xola, la cual hace alusión a unas palmeras que fueron plantadas en esa zona y que habían sido obsequiadas a México por el gobierno de Etiopía; sin embargo, fueron retiradas de ahí cuando se construyeron los ejes viales en los 70 (algunas sí se conservan y hay quien dice que esas palmeras son las que ahora adornan Florencia).
También en esa zona se localizaba una casa en la que habían plantado una palma, la cual creció hasta destacar por su altura, los más grandes la recordarán porque podía verse desde Calzada de Tlalpan y otras zonas más alejadas.
Y así la historia de uno de los iconos de la ciudad que, aunque sí aparece en muchas guías turísticas, pocos chilangos la voltean a ver.
¿A ti te gusta la Glorieta de la Palma?