Desde tiempos de la Colonia, cuando los hombres viajeros europeos llegaban a pasar largas temporadas en estas tierras, la Ciudad de México se convirtió en uno de los puntos de prostitución más importantes del continente.
Inclusive, en aquellos años hasta se dictaron decretos para regular esa actividad y se abrieron hospitales especializados para atender a las prostitutas chilangas, como el que se encontraba en lo que hoy es el Museo Franz Mayer.
Pero, ¿cómo surgieron los centros de prostitución más populares de la actualidad en la Ciudad de México? Demos un vistazo a la historia de tres de ellos: Sullivan, Tlalpan y La Merced.

Los trenes

A principios del siglo 20, el ferrocarril era un importante medio de transporte en el país, y en la Ciudad de México había cinco grandes terminales, una de ellas era la estación Colonia, la cual se encontraba, estratégicamente, muy cerca de lo que hoy es el cruce de Reforma e Insurgentes, justo en los terrenos donde hoy está el Monumento a la Madre.
En ese mismo punto empieza la calle de Sullivan, la cual lleva ese nombre en honor a James Sullivan, un importante empresario estadounidense que, entre otros desarrollos, durante los años del Porfiriato se encargó de crear la ruta México-Nuevo Laredo, una de las más importantes de aquel entonces.
Esta ubicación estratégica hizo que en los alrededores se abrieran decenas de pequeños hoteles de viajeros, además de otros negocios que hicieron muy próspera la zona, la cual colindaba con el centro de la Ciudad e importantes colonias, como la San Rafael.
Pero en 1937, el presidente Lázaro Cárdenas decretó la nacionalización de los ferrocarriles —lo que a la larga terminaría con esa industria en México— y, entre otras acciones, se demolió la estación Colonia.

El nuevo giro en Sullivan

La leyenda cuenta que las decenas de hoteleros de la zona se quedaron, de la noche a la mañana, sin clientes, lo cual obligó a buscar un nuevo giro para poder sobrevivir.
Fue entonces cuando estos visionarios empresarios invitaron a prostitutas que trabajaban en prostíbulos cercanos —que también se habían abierto en la zona gracias al movimiento de viajeros— a ofrecer sus servicios en las calles y llevar a sus clientes a los hoteles que ahora tenían muchas habitaciones libres.
Así, para la segunda mitad del siglo 20, la calle de Sullivan y varias cercanas se convirtieron en referentes de aquellos clientes que no tenían para gastar los altos precios de un prostíbulo o solamente querían invertir un par de horas de la noche en una “aventurilla” antes de llegar a casa.
Paralelamente, otro fenómeno que impulsó la prostitución callejera en la Ciudad de México fue el cierre de cabarets, centros nocturnos y otros antros de la capital en tiempos del Regente —el equivalente a lo que hoy es el Jefe de Gobierno— Ernesto P. Uruchurtu, quien entre 1952 y 1966 gobernó con “puño de hierro” la capital del país.

El paso comercial de Tlalpan

Otro “tradicional” punto de reunión de la prostitución en la Ciudad de México es la Calzada de Tlalpan, la cual tiene una historia similar.
Este camino, creado en tiempos de los mexicas, durante siglos fue un importante canal de comunicación entre la Ciudad de México y otros distantes puntos, como Xochimilco, Cuernavaca y Acapulco. Este último puerto, por ejemplo, era un importante destino comercial, ya que ahí llegaban los barcos mercantes de oriente, como la famosa Nao China, lo cual convirtió a Tlalpan en un punto económico estratégico.
Así que el paso comercial de Tlalpan era muy importante. Cuenta la leyenda que, por ahí de los años 30, se generó un boom de hoteles “de paso”; es decir, de una o dos noches para los viajeros de negocios que venían a la Ciudad de México.
Muchos de ellos eran propiedad de empresarios que habían tenido que salir de Europa debido al Exilio Español, provocado por la Guerra Civil Española, y que habían sido recibidos en México también gracias a las buenas intenciones del presidente Lázaro Cárdenas.

Cuando copiaron el modelo de negocio

Pero por ahí de los 60, cuando ya se había popularizado el uso del automóvil y se habían construido veloces carreteras que comunicaban a la CDMX con Acapulco en “solo” ocho horas, esos hoteles entraron en desuso, a pesar de que muchos de ellos habían incorporado a sus instalaciones un garage, convirtiéndose en “moteles”.
También por esas décadas, los jóvenes empezaron a ser más liberales en el sexo; sin embargo, paradójicamente, tenían que seguir escondiéndose para “demostrarse amor”, por lo que estos hoteles, localizados en las afueras de la ciudad —sí, de San Antonio Abad en adelante ya era “afuera”— fueron ideales para darse unas escapadas en el coche, además de tener un discreto lugar para que nadie viera dónde pasaban algunas horas de la tarde o la noche.
Fue así como la denominación “de paso” se usó para el sexo de un ratito en un hotel.
Con la proliferación de estos nuevos hoteles “de paso” en por otros puntos de la ciudad, Tlalpan fue perdiendo mercado, por lo que otros visionarios “copiaron” el exitoso modelo de negocio de Sullivan, con tan excelentes resultados que hoy es una de las zonas en las que se ejerce la prostitución prácticamente las 24 horas del día.

¿Y la Merced?

Durante el siglo 19 y parte del 20, el Mercado de La Merced fue el punto en el que llegaban la mayoría de las mercancías que se comercializaban en la Ciudad de México, muchas de ellas llegaban por Tlalpan y por el Ferrocarril de Nuevo Laredo —ahora todo tiene sentido, ¿verdad?—, por lo que el movimiento de personas y de dinero era de los más grandes de la ciudad.
Como sucede siempre en ese tipo de lugares (por ejemplo, en los puertos), la prostitución callejera es una de las actividades “paralelas” que se popularizan rápidamente.
Pero en 1982, la actividad comercial de La Merced se trasladó a la nueva Central de Abasto, localizada hasta hoy en Iztapalapa, por lo que cayó en decadencia durante varios años, y con ella una de sus actividades más características: la prostitución.
En tiempos de Carlos Salinas de Gortari, se le dio una “manita de gato” a La Merced, con lo que tomó gran parte de su apariencia actual, y la prostitución también se dejó ver un poquito más.

Los males

En todas estas zonas, la prostitución trae problemas paralelos, como la trata de personas o las enfermedades de transmisión sexual, y aunque se ha tratado de regular, lo cierto es que cada vez crece más, impulsada también por el cierre de algunos giros negros en la capital.
En teoría, la prostitución es algo así como una actividad ilegal tolerada por las autoridades, lo cual la ha convertido en una no muy honrosa “tradición” de la Ciudad de México que también se vive en otras zonas, como Puente de Alvarado, la colonia Roma, Buenavista y otros oscuros rumbos chilangos.
¿Qué opinas de la prostitución en la Ciudad de México?

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