Eres mujer. Ocupas un puesto de trabajo. Es posible que, todos los días, el mismo compañero se acerque para expresar algún comentario sobre tu apariencia. Te incomoda. Se lo dices. Da igual. Mañana se repetirá.

Eres mujer. Compites por un puesto superior. Tu jefe manifiesta que puedes obtenerlo, a cambio de favores sexuales.

A pesar de que el acoso sexual laboral es un delito contemplado por el Código Penal Federal, la Ley General del Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Federal del Trabajo, el 99.7% de las víctimas no lo denuncian formalmente.

De acuerdo con el Colegio de Juristas, por lo menos 1.4 millones de mujeres han padecido acoso sexual laboral en el país. Pero esto no se refleja en el número de denuncias. Entre enero y abril de este año, la Procuraduría General de Justicia la CDMX (PGJ CDMX) abrió solo 21 averiguaciones.

Entre las razones que tienen las víctimas para no denunciar, se encuentra el miedo a represalias, la “burocratización” del proceso o la desestimación de la denuncia. Y es que, en parte, tienen razón en desconfiar.

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