Por Luis Roiz

En esta nueva entrega de las historias del monstruo creado por la escritora inglesa Mary Shelley, vemos al mito del moderno Prometeo posterior a la muerte de su creador Victor Frankenstein. En esta película dirigida por el escritor australiano Stuart Beattie (Piratas del Caribe, G.I. Joe: El origen de Cobra, Treinta días de noche) vemos a la criatura inmediatamente después de la muerte de su autor, enfrentada a un conflicto entre demonios y gárgolas, creadas por los arcángeles como seres protectores.

200 años después de su creación, el conflicto continúa, en donde el monstruo se ha convertido en un destructor de demonios, quienes lo quieren capturar junto con el diario de Víctor, que él conservó después de su muerte, para sus malévolos fines.

En esta ocasión, el monstruo es interpretado por Aaron Eckhart, quien con un poco de maquillaje y muchas pesas crea un monstruo más humano, menos como el que conocemos por la interpretación de Boris Karloff en las películas de la Universal, torpe y sin razonamiento. Este nuevo Frankenstein, quien es nombrado Adam por Leonore (Miranda Otto) la reina de las gárgolas, se convierte en un vengador quien busca de la misma manera una explicación a su origen.

El actor Bill Nighy interpreta a Charles Wessex, un excéntrico millonario que está en la búsqueda de un sistema para regresar a la vida a los muertos, y por lo mismo busca por todos lados a la criatura. Basada en la novela gráfica del actor y escritor de cómics Kevin Grevioux (El Planeta de los Simios) creador también de la serie Inframundo.

Si ustedes son fans del género y quieren pasar una tarde entretenida pueden ir a ver Yo, Frankenstein, una película de acción en donde presenciamos una buena dosis de efectos visuales que rescata el mito de los monstruos clásicos y lo actualiza para las nuevas generaciones.