Luc Besson es reconocido en parte por su filmografía dedicada a la ciencia ficción, ejemplos de ello son El quinto elemento y Lucy, por eso Valerian y la ciudad de los mil planetas prometía ser una entrega alucinante.
La historia se desarrolla en el siglo XXVIII, donde Valerian y Laureline son un equipo de agentes espaciales, el par tiene una misión en la asombrosa ciudad de Alpha, una metrópolis con especies de todo el universo, pero que es amenazada por una fuerza oscura, y los dos deberán investigar qué está pasando para salvar al universo.
Ahora decidió adaptar uno de los cómics que lee desde su infancia, escrito por Pierre Christin e ilustrada por Jean-Claude Mézières y ya con medio siglo de haber comenzado a publicarse, del que por cierto Star Wars tomó un par de referencia sin dar el debido crédito. Ahora las viñetas de este duo francés finalmente llegó a la pantalla grande, pero está lejos de convertiste en una de las grandes operas espaciales.
En términos visuales no hay pero que ponerle, los efectos especiales, las naves y las razas alienígenas son extraordinarias. Debido a lo anterior el cineasta tardó siete años concretar este proyecto y para hacerlo tuvo que conseguir197 millones de euros, el presupuesto más grande que ha tenido una producción francesa.
No obstante, la sorpresa termina ahí y mucho tiene que ver la elección de los protagonistas, con Dane DeHaan y Cara Delevingne como Valerian y Laureline, porque a pesar de que el director diga que eran la mejor opción, el par no tiene nada de química, pero es la modelo quien no da ni un atisbo de histrionismo, es plana en sus diálogos y en sus expresiones, es aburrido verla; algo que comparte con Rihanna, de quien nos podríamos ahorrar su participación sin problema.
No es el mejor trabajo de Besson. La historia comienza bien y mantiene tu atención durante los primeros 30 minutos, después de ese punto empieza un declive que te encamina a una cita con Morfeo. Tal vez un arco más condensado en el guión y una mejor dirección de actores (o de plano otro elenco) le ayudarían, pero el daño ya está hecho.
A lo mucho se puede rescatar una de las lecturas que ofrece, no es exactamente un aspecto central de la película pero vale la pena rescatarlo y se trata de regresar a la naturaleza un poco de lo que nos da, cuidarla y no hacer menos a los grupos o comunidades que no forman parte necesariamente del mundo más globalizado.