Un thriller que entreteje máximo suspenso en un vagón de metro demuestra ser el vehiculo perfecto para dos estrellas en la cima de sus carreras.
¿DE QUÉ TRATA?
Se cumplen treinta y cinco años desde que se estrenara el palpitante thriller The Taking of Pelham One Two Three cuando se exhibe una nueva versión más vistosa y con un ritmo desenfrenado que no sólo mejora algo ya bueno sino que también muestra al público una ciudad de Nueva York distinta, la que surgió después de los ataques del 11 de septiembre. La historia gira alrededor de la misma intriga que vimos en la versión de 1974 donde un grupo de viles maleantes bajo el mando de Ryder, un astuto cerebro criminal asaltan el vagón principal de un tren del metro de Nueva York. Matan a un policía, toman a 18 personas de rehén y dan sólo una hora a las autoridades para entregar la suma de 10 millones de dólares. Dependerá enteramente del despachador de trenes Walter Garber negociar con Ryder en un juego de gato y ratón donde las vidas de personas inocentes son la carnada. A medida que se desarrolla la intriga emerge también el lado oscuro menos obvio de ambos personajes principales y es este aspecto turbio que jugará un papel importante en este explosivo largometraje.
¿QUIÉN PARTICIPA?
El elenco no tiene nada parecido con la versión precedente. Esta vez The Taking of Pelham 123 cuenta con la estrella Denzel Washington como el despachador de tren que interpretó Walter Matthau en la versión original, otorgándole mayor seriedad y menos ironía que la interpretación más ligera de Matthau. Durante buena parte del largometraje lo único que une en la pantalla a Washington y su peor enemigo Ryder – interpretado explosivamente a la perfección por John Travolta – es la conexión telefónica por donde se comunican. Los tipos maleantes de Travolta (recuerde a Face/Off, Pulp Fiction) son individuos complejos e intrigantes y Ryder tampoco es la excepción mostrando ser una persona muy distinta de la que se nos hace creer inicialmente. Es la mejor actuación que haya brindado en los últimos tiempos y cuando él y Washington se confrontan se abren un portal para actuaciones de primer nivel de parte de los dos. Logran su cometido — y un poco más. Casi se roba el show James Gandolfini, que conocemos todos por su papel de Tony Soprano, quien aquí encarna al guavaminoso alcalde de la ciudad de Nueva York que intenta controlar el daño que pueda ocasionar el mal manejo de este infeliz incidente. También merece ser felicitado John Turturro, que se desempeña de manera estupenda como el negociador de rehenes profesional que descubre que las herramientas de su profesión no dan la talla para enfrentar esta situación.
LO BUENO
Desviándose un poco de la versión original, que no revestía de apuro y que supo entretejer el humor astuto con el suspenso, el director de Pelham 123 Tony Scott le coloca su puño a esta versión incluso antes de que terminan de desplegarse los créditos iniciales en la pantalla; el tono relámpago e intenso se da a conocer de inmediato. Los momentos cómicos de desahogo son escasos, a propósito. Pese al enfoque de tecnología de punta Scott no deja que este Pelham se salga de los carriles al enfatizar el inteligente dialogo del guionista Brian Helgeland (L.A. Confidential), ganador de un Oscar, que comparten los dos actores principales y aquella habilidad a la antigua de saber poner a los espectadores al borde de sus asientos. En ningún momento deja de ser el guión convincente y creíble.
LO MALO
Para Scott la velocidad predomina tanto que va a desear que hubiese permitido más tiempo para desarrollar a los personajes. Esto resulta particularmente cierto en el caso de Ryder, el personaje que toma un camino errado pero las razones que lo conducen a ello son grisáceas. ¿Acaso no es el emblema de los tiempos en que vivimos?