El muy gastado dicho de que “la realidad supera a la ficción” puede ser cierto, pero en muchas ocasiones es a través de la última que podemos tener acceso a la primera. El título de la película revela mucho, y aún así sólo te prepara para ver cómo se desarrollan los eventos.

Luego de que su hermana mayor fuera violada, la familia de Nojoom se mudan a la ciudad, pero comparten la casa con la otra esposa e hijos de su padre, quien no es capaz de mantener a todos y por eso decide arreglar el matrimonio de su hija menor, lo cual le traerá beneficios económicos. La protagonista no se muestra interesada en la boda y una vez que ya está casada escapa un día para solicitar el divorcio ante la corte.

No es la mejor producción en términos de calidad – de hecho el rodaje se hizo clandestinamente en los barrios yemeníes, lo cual le da un toque documental, y en el terreno narrativo lo más interesante es el uso de flashbacks – más bien su potencia reside en la historia que atraviesa momentos fuertes, no son gráficos ni explícitos, pero igual te generan un hueco en el estómago que se llena de enojo e impotencia.

El guión está basado en hechos reales y busca ser una denuncia sobre esta problemática que lamentablemente no nos es del todo ajena: en el país hay 5,234 casos registrados de menores en matrimonio, de acuerdo con un un estudio del despacho de Consultores en Administración y Políticas Públicas, y los estados con más casos son Guerrero, Chiapas y el Estado de México. No obstante, el final subsana este doloroso viaje y deja un halo de esperanza para no dejar desaliento ante una situación tan atroz.