Por: Hugo A. Juárez

Cuando se trata de películas biográficas, siempre hay que tener en cuenta un aspecto a la hora de reseñarlas: el contraste con la realidad. Es por ello que dos geeks nos lanzamos a ver la película para tener diferentes opiniones y contrastarlas.

Puedes leer aquí la opinión de Gabriela Chávez, reportera del pool tecno de Grupo Expansión (compañía de la que es parte Chilango.com) y “maquera” consumada.

A continuación leerás la opinión de un cinéfilo geek que se concentrará solamente en los aspectos cinematográficos de ‘Jobs’.

Eran muchos los aspectos que elevaron el ‘hype’ de esta película, ya que no sólo tenemos frente a nosotros la vida en celuloide de uno de los personajes más trascendentales de la historia reciente, sino que, plan con maña, se eligió a un actor como Ashton Kutcher para interpretarlo y además en la misma también salen otros personajes clave como Steve Wozniak, intepretado por Josh Gad.

Al parecer, el plan es perfecto para lograr un éxito de taquilla y así mantener funcionando, ahora en otro aspecto (el cine), la máquina de hacer dinero que Jobs dejó como legado. Sin embargo, como el Newton, este es un producto mal logrado de Apple que muy probablemente no alcanzará los resultados financieros que proyectaba.

La cinta es una calca de ésas que pasan en el canal Hallmark: la fotografía no es nada audaz (aunque al inicio de la cinta hay uno que otro atrevimiento agradable), se privilegia a los diálogos fondeándolos con silencio pero muy pocas veces se dicen cosas relevantes, y cuando aparece la música, ésta se siente fuera de lugar, forzada, como si estuviéramos viendo un melodrama de antaño o un programa cómico que usa la música para burlarse.

La película está contada de forma tal que se presentan diferentes episodios de la vida de Jobs, desde que es un hippie que camina descalzo por todos lados hasta su consolidación como fenómeno pop, pasando por algunas de sus crisis personales y su obsesión y perfeccionismo enfermizos.

Pero en eso nos quedamos: en episodios. Fragmentos que de pronto se sienten inconexos, segmentos que no aportan nada al clímax de la cinta (aunque en la vida real sí fueran relevantes para Jobs, como su relación con su hija), episodios trascendentales en la vida del protagonista (como lo que hizo en el periodo que pasa desde que lo corren de Apple hasta su regreso) quedan relegados y resumidos, por lo que no se le dan la importancia que tuvieron en la realidad, etc.

¿Y Kutcher como Jobs? Luché para darme cuenta de que el actor estaba actuando. Puede ser por el guión, pero me costó trabajo creerle. Aunque Gaby, mi compañera cinéfila geek, opina lo contrario.

Si quieres resolver dudas sobre eso que de verdad intriga sobre Jobs, el origen de su personalidad obsesiva o sus claves para el éxito, no vas a encontrar las respuestas aquí. Todo se ve por encimita al estilo de una monografía.

Para conocer en realidad sobre la vida de Jobs, la literatura nos ha dado muy buenos ejemplos y las entrevistas con quienes en verdad lo conocieron son mil veces más valiosas.

Las más de dos horas que dura esta cinta se vuelven tediosas porque no se concreta nada y, aunque se intentó aportar drama al asunto del despido de Jobs de Apple, al final no tiene el suficiente peso como para sobrellevar todos esos episodios inconexos que como conclusión descubres que no tienen ningún peso para influir sobre el eje principal del guion.

Jobs sin duda es una oportunidad desperdiciada para ir más allá de lo que el imaginario colectivo cree sobre este personaje y no aporta nada a su imagen, aunque, pensándolo bien, el verdadero Jobs no necesitaría de una película para ser más grande o reconocido.