En 1957 Ángel Macías, al frente de un equipo de nueve jóvenes estrellas,

lanzó un juego perfecto, único en su clase y jamás repetido hasta la

fecha, lo cual los convirtió en México y EU en héroes reconocidos por

sus amigos, su gente e incluso los mandatarios de ambos países,

ganándose el cariño y respeto de grandes estrellas profesionales de

beisbol de aquella época, y quedando en la memoria y el corazón de miles

de personas.