Por Jaime Azrad (@_azrad)

Ahora sí lo he visto todo. A quien se le haya ocurrido ésta –muy bizarra– combinación de dos géneros tan distintos (a Scott Mitchell Rosenberg,

en 2006), pues… no sé qué decirle. Aunque

no es el primero que lo intenta, seguro recuerdas la absurda Wild wild

west

(1999), o la increíble Volver al futuro III (1990), entre los pocos

ejemplos

que existen.

Siempre resulta

difícil ver ciencia ficción y western en una misma historia; aunque, si

todo

resulta bien justificado, como en la saga de Indiana Jones –sin incluir

la

última–, el público accede a creérsela y hasta la disfruta.

Cowboys y

Aliens se sitúa en 1873 y cuenta la historia de un extraño (Daniel

Craig) que

llega al pueblo de Absolución, sin recuerdo alguno de su pasado. Este

pueblito

no se atreve a mover un dedo sin el permiso del Coronel Dolarhyde

(Harrison

Ford), pero todo esto no importará

cuando los extraterrestres lo invadan.

Para ser

sincero, mis expectativas al sentarme en la butaca eran muy pocas.

Pero la

primera media hora de la película me dejó impresionado con su fotografía tan bien

cuidada, como queriendo seguir un estilo de los hermanos Coen, en True

Grit

(2010), y una estética bastante atinada.

Pero, ¿qué se

puede esperar después? Los alienígenas atacan y la película se convierte

en una

lucha entre caballos y máquinas que sólo mantendrá satisfecho al

fanático de la

acción y la persecución. Daniel Craig intenta demostrar un poco de

sentimiento

mientras descubre su pasado, lo que resulta siempre un tanto forzado (quizás

por ser James Bond, o porque nadie se la cree).

Encontrarnos de pronto con Ana de la Reguera compartiendo créditos con

Harrison

Ford también resulta un shock. Y

aunque su papel es muy pequeño, es divertido verla entre los efectos

especiales

de las grandes producciones de Hollywood. Por su lado, Olivia Wilde es

un

deleite ante la cámara, se da a notar su belleza perfecta que ya tendrá

su

justificación un tanto patética dentro de la historia (no puedo

contártela,

pero créeme: patética).

La historia

al principio es bien tratada. Después apuesta por giros de 180

grados que,

entre tantas vueltas, pierden la esencia. El choque de géneros tan

distintos es

un reto muy grande, por lo que sólo muy pocos consiguen lograrlo. Cowboys y aliens entretiene un rato.

Por mí que

los vaqueros se queden en su rancho y los marcianos se metan con

sociedades de

su tamaño.