Por Omar Morales

Cual cubo de Rubik, la música pop tiene varias caras e innumerables combinaciones. Escribir e interpretar con suficiencia una canción pegadiza, que se adhiera con facilidad a los recuerdos de los escuchas, no es cosa sencilla y Bruno Mars puede presumir de ambas habilidades, es un gran entretenedor (o quizá el adjetivo adecuado sea “imitador”). En la música de Mars no abundan las sorpresas, escuchar uno de sus discos es como ver una película de Steven Spielberg, ya todos conocemos el camino y el final.

Pero Mars es una de las estrellas pop más rentables del momento, es una mina de oro y pronostico que su nuevo disco correrá la misma suerte. Con pompa y mucha pretensión lo ha titulado “Rocola heterodoxa” y, precisando, creo que se parece más a un “playlist común”. Cada uno de los tracks es similar en muchos sentidos a canciones exitosas y harto conocidas. La música de Peter Gene Hernández (aka Bruno Mars) resuena en el gran público a fuerza de repetición: su estilo vocal (pujidos y grititos incluidos) es una calca de Michael Jackson; en Unorthodox Jukebox podrán escuchar referancias desfachatadas a The Police, Dire Straits, Sam Cooke, Elton John, UB40 y un largo etcétera. Triunfar con una fórmula exitosa puede parecer sencillo, pero en realidad es una trampa que Bruno Mars ha sorteado con mucha habilidad. Es uno de los artistas más talentosos de su contexto y su capacidad para copar las listas de popularidad es envidiable.

No tengo nada en contra de los discos con receta, de hecho admiro a las personas capaces de crear una canción que no se resbala con facilidad de la memoria. Lo que me causa escozor son la ignorancia y la pedantería. Bruno Mars ha calificado (por una o por otra, quizá por ambas) a Unorthodox Jukebox como: “soulful, experimental, electronic, hard-to-explain thing“. Estoy de acuerdo con el espíritu soul y los elementos electrónicos del disco, pero nada tiene de experimental y menos de inexplicable, al contrario. Las tres estrellas de la crítica Chilango son por el gran trabajo de producción a cargo de los Smeezingtons (Mars, Lawrence y Levine), Mark Ronson, Diplo, Emile Haynie, Paul Epworth y Supa Dups. En ese departamento se hizo una labor extraordinaria que sostiene un disco efectivo, yo mismo terminé tarareando algunas canciones, lo predecible de la composición es la falencia.