Jose Luis Castillo

Cuando una banda saca su veinteavo disco, por lo general es muy difícil pensar que será uno valioso, con voz propia y que vuelva a sorprender, pero hay excepciones, como es el caso de Clockwork Angels, de la banda canadiense RUSH, quienes agitan los sentidos y destierran la calma del escucha, con una inyección de fuerza y energía brutales.

Clockwork Angels, firmado en el 2012, es un álbum en el que estos tres grandes músicos demuestran una ves más su sabiduría en las artes de la fina manufactura del rock, a veces más progresivo, a veces más metalero, pero siempre cargado con una tremenda fuerza expresiva que se obtiene solo con años de experiencia y maestría. Este disco constata que Geddy Lee (bajo y voz), Alex Lifeson (guitarras y teclados) y Neil Peart (batería) han desarrollado un propio lenguaje con una personalidad sólida y perfectamente reconocible. Los sonidos distorsionados del bajo más las agresivas percusiones y las guitarras con las secuencias armónicas que incitan y lleva al escucha por un épico y misterioso viaje de colores sobrios, dramáticos, contrastantes, tan finos como una maquinaria de reloj que funciona sola, sin parpadear, siempre acertando los compases y las armonías que han hecho de esta banda una de las más grandes del mundo durante más de 38 años de vida.

Con letras de Neil Peart y música de los 3, es un disco que vale la pena escuchar de principio a fin, dejándose llevar por el proyecto que les llevó más de tres años armar, después de 5 años de su último álbum (Snakes & Arrows, del 2007).

Y para quienes no conocen más de esta banda, ojalá este sea el anzuelo para conocer los otros 19 discos de la banda, entre los que destacan: A Farewell to Kings (1977), Moving Pictures (1981), Roll the Bones (1991), Counterparts (1993), Vapor Trails (2002) y Snakes & Arrows (2007).