Por Omar Morales

En asuntos musicales los giros inesperados se llevan, de mi parte, reconocimiento y admiración. Cuando un grupo decide abandonar su zona de confort y ejecuta maniobras riesgosas que ponen en juego el prestigio que han ganado, merece aplausos y atención. Así que, aunque fallaron en la intentona y el resultado final no está a la altura del experimento, la nueva exploración musical que Ra Ra Riot ha llevado a cabo se merece al menos una reverencia.

Esta peculiar banda nació en 2006 con forma de quinteto en Syracuse, Nueva York, y se distinguió de su camada por incluir de forma permanente en su alineación un violín y un violonchelo. Ra Ra Riot basó buena parte de su sonido en ese par de instrumentos y poco a poco fueron conocidos como la banda indie con cuerdas. Sumergidos en esa suerte de pop barroco editaron un par de discos, The Rhumb Line en 2008 y The Orchard en 2010, con los que ganaron popularidad y respeto en el circuito independiente, e incluso su canción “Boy” terminó en un comercial del Honda Civic. Todo pintaba de maravilla hasta que en febrero de 2012 la violonchelista Alexandra Lawn anunció que dejaba la banda.

Ra Ra Riot nos tenían acostumbrados a canciones melosas con ritmos ágiles, camas de cuerdas, melodías pegajosas y agudos de alto riesgo en la voz de Wes Miles. En un giro inesperado, a partir de la salida de Alexandra, cambiaron el violonchelo por sintetizadores y le añadieron a su fórmula una buena cantidad de percusiones y atmósferas electrónicas. De no ser por el característico timbre y estilo de voz, en varios aspectos Ra Ra Riot se ha transformado hasta no ser reconocible a primer oído, lo cual (insisto) es de aplaudirse.

Beta Love es un disco de pop electrónico de lírica irregular, con letras influenciadas por los escritos futuristas de William Gibson y Ray Kurzweil, que por momentos abusa de los clichés y la obviedad del género (como el coro del track inicial que repite hasta el cansancio I wanna be your toy). Musicalmente se escucha la falta de pericia de los integrantes de Ra Ra Riot en los terrenos de la electrónica, hay canciones con un gran balance entre los sintetizadores, los instrumentos eléctricos y los acústicos, y otras que se pierden en la ambigüedad.

Lo menos afortunado, por momentos, es el trabajo vocal, Wes Miles forzó su voz hasta el borde de lo ridículo. Creo que la elección del productor no fue adecuada ya que el señor Dennis Herring es un experto en potenciar buenos discos de rock (ha trabajado con Modest Mouse, The Hives, Elvis Costello, Counting Crows) pero también es nuevo en los artes de la música binaria. Aunque el big studio pop al estilo Rihanna o Katy Perry es menospreciado por muchos, requiere de técnicas muy específicas para ser efectivo.

Ra Ra Riot ha confirmado su habilidad como generador de canciones pegadizas y melodramáticas (estoy seguro que por lo menos tres de este disco se convertirán en hits mediáticos) pero se han quedado a medio camino de lograr resultados favorables con la totalidad del experimento. Como obra fonográfica Beta Love carece de la magia indispensable en los discos memorables, tiene algunas buenas canciones de pop electrónico, no más. Pero (vuelvo a insistir) a pesar de las carencias este tipo de riesgos merecen palmas.

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