Por Omar Morales

El pop, como género musical, es menospreciado injustamente. Desde algunas perspectivas esnob es juzgado duramente por su banalidad e intrascendencia, acusado de fútil, anodino y trivial. Y sí, todo eso y más es el pop, y justo en esa ligereza radica su atractivo. Pero obviando las apariencias el universo pop es complejo e intrincado y durante décadas ha establecido códigos y reglas que muy pocos dominan. En la industria fonográfica no existen las fórmulas infalibles, pero sí los esquemas que pueden conducir al éxito. Como músico estoy convencido de que es más fácil componer un pasaje experimental y vanguardista interesante, que crear una canción pop de tres acordes que permanezca en la memoria musical de millones de personas.

En 14 años de carrera Phoenix se ha consolidado como un fenómeno de características singulares: son una banda francesa de pop rock que hace canciones en inglés, sus dos primeros discos (United, editado en 2000 y Alphabetical en 2004) tuvieron un éxito moderado en Europa y apenas se escucharon en América, el tercero (It´s never been like that de 2006) logró colarse en algunas listas importantes de los Estados Unidos, pero el cuarto (Wolfgang Amadeus Phoenix de 2009) vendió más de un millón de copias a nivel global, se llevó el Grammy a mejor disco de música alternativa y convirtió a Phoenix en cabeza de cartel de varios de los festivales más importantes del mundo. El quinto, Bankrupt!, pinta para seguir el mismo camino:

Phoenix / Entertainment from riffraff films on Vimeo.

Percibo algo de mala leche en los comentarios de varios críticos respecto a este disco y debo manifestar mi desacuerdo. En el papel una banda como esta no debería ser tan exitosa, de ahí la envidia y desconfianza, creo. He leído y escuchado calificativos absurdos en el tono de que Phoenix ha sacrificado sus raíces musicales en pos del éxito, que se han vuelto una banda demasiado pop, que vendieron su integridad artística y su propuesta estética, etc… Juicios basados en la desinformación, calculo yo.

Salvo entrevista con los autores de por medio, una reseña discográfica se basa en la especulación y se escribe con suposiciones, pero en el caso del nuevo trabajo de Phoenix hay varias obviedades: no es una banda más pop que hace 14 años, en cada uno de sus discos han sido capaces de crear canciones sumamente pegajosas y efectivas como “If I ever feel better”, “Too young”, “Everything is everything”, “Run run run”, “Long distance call”, “Consolation prizes”, “Lisztomania”, “1901”, y ahora “Entertainment” y “SOS in Bel Air”. Como instrumentistas, compositores y arreglistas, los integrantes de Phoenix han depurado sus técnicas y conceptos pop, han aumentado su efectividad en este contexto, pero la base estilística sigue siendo la misma. No existe una evolución melódica, armónica o rítmica en la trayectoria de este cuarteto francés, sólo refinaron su propuesta.

El único cambio sustancial es en materia de sonoridad, en Bankrupt! llevaron a un segundo plano los instrumentos acústicos y eléctricos para dar paso a los sintetizadores, secuenciadores y percusiones elctrónicas, le bajaron a la distorsión pero el concepto de las canciones no cambió. De 2006 para acá los discos de Phoenix son muy parecidos entre ellos, salvo el asunto de la sonoridad que acabo de mencionar, todos tienen tres o cuatro temas pegadizos muy efectivos como hits radiofónicos, una larga pieza experimental que sorprende y rompe con la línea de los tracks, un par de baladas de encendedor y el resto son canciones de buena manufactura pero inofensivas. Phoenix no destaca por su originalidad (ni ellos lo pretenden ni el público lo espera), desde sus inicios se han dedicado a reinterpretar el pop de los ochenta y resulta que cada vez lo hacen mejor.

Yo como espectador prefiero que bandas como éstas se adueñen por un tiempo de las listas de popularidad a tener que sufrir la enésima versión de Madonna o Michael Jackson con intérpretes que no tienen idea de cómo se desarrolló la melodía que están cantando. Larga vida al pop con discos como Bankrupt!.