La ciudad de Oaxaca está considerada como Patrimonio Cultural de la Humanidad, gracias a la arquitectura de su Centro Histórico y a la zona arqueológica de Monte Albán.

Es un paraíso por su gastronomía y su mezcla, sin duda un rincón de nuestro país que debes conocer y disfrutar.

Cómo llegar

En auto: Toma la carretera a Puebla y sigue con dirección a Tehuacan. Encontrarás el entronque hacia la ciudad de Oaxaca. El tiempo estimado es de 6 horas, con un costo de $375 de ida.

En autobús: Esta línea maneja corridas a Oaxaca en horarios que se pueden adaptar a tus necesidades. El viaje redondo cuesta alrededor de $500.

Dónde hospedarse

Hotel Gala. Ubicado en el centro de Oaxaca, este hotel cuenta con servicio de TV de paga y ventilador de techo, por $400 pesos por habitación sencilla.

Villas del Sol. Está a las afueras de la ciudad de Oaxaca, pero cuenta con alberca, estacionamiento, internet inalámbrico y buffet. La habitación por noche cuesta $600.

La Casona de dos Patios. Su ubicación es a una calle del Zócalo. Tiene ventilador de techo, Internet inalámbrico, baño privado, entre otros. La tarifa por habitación, por noche, va desde los $700.

Qué hacer

No es obvio, es imperdible una visita Monte Albán a tan sólo 10 kilómetros de la capital, en la que podrás apreciar su bien conservada estructura y ambiente prehispánico.

Lo ideal es que del DF salgas desde el jueves en la noche y madrugues en Oaxaca. Puedes llegar a esa hora a tu hotel y pedir q te guarden tu equipaje, igual avisa que irás a Monte Albán para que respeten tu reservación cuando regreses.

Si llegas temprano a la zona arqueológica, podrás subir a la montaña y ver desde ahí todo el altiplano en el que se encuentra la antigua morada de la cultura zapoteca.

Su Gran Plaza te permitirá apreciar el juego de pelota, así como sus templos y palacios.

De regreso al Centro Histórico, disfruta del ambiente colonial que se respira en sus calles, en las que encontrarás su reconocida gastronomía, que puede regalarte una tlayuda, mole, huaraches, chapulines con ajo o chile, queso Oaxaca, tamales oaxaqueños y su rico chocolate artesanal. Remata con un buen mezcal.

Una época del año propicia para visitar el lugar es en el mes de julio para la Guelaguetza, definida como la celebración de ocho regiones del estado, que se presentan en el cerro del Fortín con sus trajes típicos como una manera de compartir.

Pero también vale la pena caerle en el mes de noviembre, para las festividades de día de muertos. Aunque no lo creas, visitar el cementerio y recorrer las calles del Centro Histórico, adornadas con ofrendas y flor de cempasúchitl prácticamente por completo, es una experiencia que revivirá en tu memoria cada vez que huelas el mole (presente en las ofrendas) y el copal (incienso) que aromatiza el ambiente.

Cada 23 de diciembrese festeja la noche de rábanos, en la que los artesanos de la ciudad exponen sus obras maestras para seguir la tradición de atraer a la clientela.

Las compras no pueden faltar. En sus mercados de artesanías encontrarás, principalmente, textiles con la esencia colorida de su gente y el arte de su barro negro.

No olvides regresar y contarnos tu experiencia.