¿Qué es?

El opio del pueblo. La epítome de la enajenación televisiva. Los melodramas donde la servidumbre se queda con el hombre guapo y rico, y la gente mala muere… perfección ficticia.

¿Por qué nos da orgullo?

Porque nadie lo hace mejor que nosotros. Nadie. Somos los maestros de la cursilería y las historias de color de rosa.

¿Cómo sería mejor?

Si los protagonistas de las telenovelas no se llamaran a) María, b) los hombres no estuvieran bautizados con nombres compuestos.