Se acaba de estrenar Club de Cuervos, primera serie del director Gaz Alazraki que saltó a la fama tras el éxito comercial de la cinta Nosotros los Nobles (2013), un retrato de los mirreyes chilangos.

Y precisamente el tono de los mirreyes se mantiene en esta serie original de Netflix, que bien podría haberse llamado Cuando los Nobles conocieron a Rudo y Cursi, y es que si ven estas dos películas encontrarán la esencia de este melodrama. La historia transcurre en orden cronológico con algunos flashbacks.

Cuervos es el equipo de futbol de Nuevo Toledo, un pueblo ficticio en México. A la muerte del dueño del club, una especie de cacique que gracias al pambol logró poner a ese pueblo en el mapa e incluso consiguió que hubiera aeropuerto y autopista, sus hijos Chava (Luis Gerardo Méndez) e Isabel(Mariana Treviño) empiezan a disputar la presidencia del equipo, que gana el primero por el hecho de ser hombre.

Sin embargo, Chava es un junior que no sabe nada de la vida, que siempre ha dependido de su recién fallecido padre, y que se escuda detrás de su MBA en Dirección Deportiva realizada en la mismísima Universidad Johan Cruyff, sí, esa que en la actualidad imparten en México y que más de un ex futbolista toma y ha tomado, lo mismo que algunos comentaristas deportivos.

Como es de esperarse, Chava, al puro estilo de Javi Noble, tiene “grandes ideas” que van dando al traste con el equipo, sin olvidar que su gurú es un autor de superación personal de nombre Walter Bazar y cuyas máximas quiere aplicar a cualquier situación en su vida. Muy pronto se convierte en un dolor de cabeza y harán falta bomberos para apagar sus fuegos.

Club de Cuervos expone algunas situaciones “sucias” del futbol mexicano, que ya se habían ventilado en Rudo y Cursi (2008), como las excentricidades, frivolidad y excesos de los jugadores, el manejo de promotores (¿Carlos Hurtado?), el trato especial a las “estrellas”, el entrenador que pide dinero a los chavos para debutarlos (¿Ángel ‘Coca’ González de Pachuca?), las seudo reporteras que van a ligar a los entrenamientos, por lo que en este tema no descubre nada nuevo.

La serie de Alazraki plantea algunos nudos desde los primeros capítulos (son 13 en total) pero es muy predecible y no es necesario llegar al final para saber lo que va a suceder. Tiene una buena producción, eso sí, grabada en el Estadio Hidalgo del equipo Pachuca e incluso el dueño de este equipo aparece como personaje. Daniel Giménez Cacho domina muy bien su papel como Director Deportivo, ese personaje que es el enlace entre la directiva y el entrenador y jugadores.

Sin embargo, Club de Cuervos se queda corta en drama, muy muy lejos de Playmakers (2003), serie de ESPN que dice la leyenda fue suspendida tras su primer temporada por instrucciones de la mismísima NFL por mostrar los sucios manejos al interior de esta liga, o incluso muy distante de otras obras verdaderamente entrañables que abordan el balompié, como la cintaEl secreto de sus ojos (2009) de Campanella, por dar sólo dos ejemplos “a bote pronto”.

Incluso hay algunos detalles que sólo demuestran la falta de conocimiento del tema de quien escribió la serie o en este caso el capítulo, por ejemplo, es absurdo creer que un futbolista español no sepa qué significa la palabra “villamelón”, tan popular en la “Madre Patria”, y que el propio Chava se lo tenga que explicar como si fuera un término mexicano. Después de esto habría que preguntarse quién es el verdadero villamelón.

Si buscas un programa sólo entretenido, esta serie te funcionará porque los clichés siempre funcionan. Si eres exigente no pasarás más allá de la mitad de la serie. Al final todo indica que es posible una segunda temporada.

Club de Cuervos
Serie original de Netflix
13 capítulos

Calificación 2 de 5 estrellas.

¿Ya la vieron? ¿Ustedes qué opinan?

https://www.youtube.com/watch?v=k3VKpbf0u0g

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