Hay que comenzar diciendo que este bar no tiene nombre como tal. Se encuentra escondido detrás de una gruesa cortina de terciopelo dentro del restaurante Jerónimo B&R. La idea de los dueños es que sea una especie de bar speakeasy o club privado.

Al subir las escaleras y traspasar dicha cortina, te encontrarás en un espacio pequeño y acogedor, decorado con tapices, una hermosa barra y lámparas estilo art déco que le dan un aspecto de bar neoyorquino de 1900.

Para completar el ambiente cuenta con una iluminación ámbar suave que le da un toque sensual, perfecto para romancear mientras escuchas música de los 70 y 80.

Probé un par de tragos: el Tinkinkauaa (‘piña’ en mixteco) y el martini de pepino. El primero es una bebida muy fresca y suave a base de mezcal, piña y naranja. El segundo es una agradable sorpresa: es seco y con profundo retrogusto a pepino con notas ligeramente amargas.

Ya que Jerónimo tiene una larga tradición restaurantera, en el bar cuenta con deliciosos platillos para picar, como tacos de chicharrón, de carnitas, pepitos de cerdo, tostadas de salmón con queso de cabra y otros manjares. Pero lo que no te puedes perder es el betabel crujiente con mezcla de quesos y mousse de robalo.

El lugar te encantará si tu idea es ir de cena en pareja y si bien no se llena a reventar, conviene hacer reservación.

Consulta la ficha de su restaurante.

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