Un café durante el día y un bar de cocteles al anochecer. Cicatriz está pensado para que los vecinos de la Juárez –o quienes pasan por ahí– cierren el día con un negroni en mano y la bellísima Plaza Washington frente a ellos.

El espacio es diminuto, característica que los más huraños celebramos en serio: aquí se está muy a gusto a solas o charlando con no más de dos interlocutores.

Para botanear hay hongos crimini y pickels de mango y de jícama. Si realmente tienes hambre debes pro bar el sándwich de pollo con cobertura crujiente, pickel de calabacita, col y salsa macha.

¡Es una delicia! En la barra están esos tragos dispuestos a ayudarnos a transformar lo cotidiano en excepcional: margaritas, daiquiris o los de la casa: Yoko (mezcal, Aperol, vino espumoso y jugo de toronja) y Palomina (tequila, toronja, jerez y un poco de sal).

Con frecuencia organizan pop-ups en los que invitan a artistas o chefs a preparar sus especialidades. Cicatriz es uno de esos puntos perfectos para estar, simplemente estar.