Masturbación: ¿cuánto es mucho?

Todo con moderación... ¿o no?

iStockGreen plastic toy soldier

¿Te acuerdas de esa canción que cantabas cuando aún no alcanzabas el timbre que decía: “si tú tienes ganas de aplaudir y no hay oposición, no te quedes con las ganas de aplaudir“?

Bueno, pues algo así pasa con la masturbación.

Algunas personas se preguntan si masturbarse “en exceso” es malo. Entrevistamos a nuestra querida sexóloga Irene Moreno y nos dijo lo siguiente:

“En primer lugar hay que ver qué tanto es mucho o poco. Esto depende de cada persona. La masturbación es una forma de autoerotismo, tanto en hombres como en mujeres de todas las edades. La única manera para determinar que esto es un problema es cuando la persona se siente inquieta sobre la cantidad de veces en la que lo ha estado haciendo o que implica la interrupción de actividades que normalmente haría”.

Es decir, si afecta tu vida social, tu chamba o las actividades que tienes con tu pareja, entonces habría que desatar una alarma de alerta. “No se trata de ver cuánto se masturba una persona, sino de la sensación individual de lo que se hace”.

¿Y a poco se puede convertir en adicción?

“Cualquier actividad se puede convertir en adicción, sobre todo si tienes un trastorno emocional o un trastorno obsesivo compulsivo. Esto está relacionado con problemas de ansiedad o de depresión”, nos dijo Irene. Es decir, esta actividad exacerbada tiene un porqué, y en este caso, lo ideal es consultar a un psicólogo o a un sexólogo para tratar el problema de origen.

Masturbarse es una actividad que sirve para conocer tu cuerpo, descubrir tus zonas erógenas y liberar la tensión que te genera el tráfico de las mañanas, pero también tiene sus puntos negativos.

¿Recuerdas cuando lo hacías apresurado en el baño de tu casa para que no te cachara tu mamá? Bueno, pues debes saber que el hombre se entrena para controlar la eyaculación con la masturbación.

“El entrenamiento tiene que ver con una cuestión mental. Si aprende que debe eyacular rápidamente y de forma furtiva, con una sensación de temor, vergüenza y premura, entonces se convierte en un entrenamiento nocivo que reproduce en sus relaciones coitales“. 

Y entonces vienen las preguntas como: “¿neta?, ¿eso fue todo?”. 

Así que el chiste es que si tienen ganas de tocarse y no hay oposición —o sea, que no estén en la fila del banco o en el Metro—, entonces no se queden con las ganas y háganlo a su ritmo.

Esto no sólo los dejará flojitos como una pluma, sino que también les ayudará con el control eyaculatorio y sus relaciones sexuales serán mucho más placenteras.

Para consultas y para conocer más sobre Irene Moreno, pueden hacerlo a través de su Facebook, Twitter o en su página web.

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