Confesiones de sexólogos

Sí, reciben fotos e invitaciones comprometedoras

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Al salir de la prepa, la mayoría sabe qué quiere estudiar. Algunos optan por Derecho, otros más por la Medicina, pero ¿cuántos de ustedes dijeron: “Me voy a dedicar a la sexología”? 

Entrevistamos a cinco sexólogos que dieron el sí a esta chamba y nos confesaron todo lo que enfrentan y viven en el ejercicio de su profesión. 

Pásele a lo barrido:

¿Cómo es que decidiste estudiar sexología? 

Juan Carlos Acosta: En mi caso la decisión la tomé al sentir la necesidad de explorar una área de mi vida en la que fui reprimido durante toda mi infancia y adolescencia. Al crecer en un contexto cristiano y con cargas religiosas muy fuertes, todo era pecado, todo era sucio y todo estaba mal ante Dios.

¿Reciben propuestas indecorosas, fotos comprometedoras? 

Eugenia Flores: Sí, esa es una de las cosas con las que ha de aprender a lidiar todo futuro sexólogo: desde invitaciones para una noche, hasta invitaciones en yate con todo pagado, de a uno, de a dos y de a tres a la vez [Ríe]. Pero debemos comprender el por qué suceden estas cosas. Créeme: llega un momento en el que ya no te significa nada el montón de mensajes, fotos y ofertas.

Ka: Sí, pero es una forma de violencia y se los digo: no me preguntaste si me podías mandar la foto de tu pene. Es un abuso, es como encontrar a alguien en la calle y que te muestre su pene.

¿Uno podría decir que los sexólogos son unos tigres en la cama?

Ka: ¡No! Una vez una persona me dijo en Twitter: “Oye, Ka, ¿calificas a la persona con la que te acuestas?”. ¡No, obvio no! No califico TODO el tiempo, pero sí hay una parte mía que dice: “¿Será que me ponga explicarle cómo va el asunto?“. Y a veces sí, pero no voy por la vida calificando a las personas calificando si cogen chido o no.

¿Se vive de esto? 

Claudia Lobatón: Sí, pero es difícil. Hay varias facetas: quien lo hace por amor al arte, quien vive completamente de esto y quien por ganar dinero dice cosas que no son ciertas, pero que les generan más empatía con la gente. Eso sucede con algunos sexólogos que están en medios.

¿Qué dijo la familia de que te dedicaras al sexo? Aún existe el tabú ¿no? [música de terror]

Livier Elizabeth Gutiérrez: Fue genial, ya que a mi mamá y mi hermana ya se los había compartido. Mis hermanos lo tomaron muy tranquilos, pero mi papá casi se atraganta con la comida. Lo primero que me preguntó fue: “sabes lo que vas a escuchar, todo lo que te van a decir, estás muy chica para esas cosas… en qué momento cambiaste de opinión”. 

¿Qué es lo que más te frustra de tu profesión?

Eugenia Flores: Que no se reconozca la necesidad de aprender y desarrollar las sexualidades. El que la gente te mande cartas kilométricas y cierre con un: “¿Me da un consejito?” ¡Esto no es una cosa que se solucione con un consejito, por favor! Tienes que aplicarte, trabajar en ti, solo/a o en pareja.

¿Has probado formas diversas de vivir la sexualidad (swingers, juguetes sexuales, porno, gang bangs) o mejor de lejos se ven los toros…?

Leidy Constanza Montoya: [Risa nerviosa] Ser sexóloga no implica tener que probar todo o realizar todas las prácticas sexuales imaginables, eso es importante aclarar. En mi caso sólo los juguetes han sido parte del juego erótico personal y con la pareja.

¿Hay que olvidarse de la pena y la timidez si uno se dedica a esto?

Livier Elizabeth Gutiérrez: No se trata de olvidarlo, es imposible no sentir pena o timidez en algún momento como cualquier ser humano cualquiera. Sin embargo lo que sí podemos es identificar es cuándo y en qué momento pueden llegar a ser un impedimento o barrera en el trabajo. 

¿Cómo funciona esto? Uno dice: “voy a contactar a un sexólogo” y ya?

Juan Carlos Acosta: Me dedico a la Sexología Clínica y a la Medicina Sexual. Me contactan en cualquiera de mis consultorios en la Ciudad de México o en Torreón, Coahuila, y los veo personalmente. Si se encuentran en otra ciudad u otro país, hacemos consultas via telefónica o videollamadas en Skype. La gente que sigue frustrada en su vida sexual es simple y sencillamente porque así lo ha decidido. Toda disfunción sexual tiene solución.

¿Cómo detectar a alguien que nomás te está tomando el pelo?

Eugenia Flores: Un día en una reunión, una colega me contó de otro colega que se acostaba o se acuesta con sus clientes. No puedo decirte el nombre, pero eso es algo que no debes hacer, así no es como se enseña ni se educa. Por otro lado, la educación que impartes debe de provenir de buena fuente. Debes de actualizarte, de formarte con los que consideres son los mejores. Respetar tu trabajo y cuando no sepas algo, no pasa nada si dices: no sé, no es mi área. 

Ka: Si uno se topa con alguien que juzga lo que le estás diciendo. Eso significa que no es un profesional.

Finalmente, ¿qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Claudia Lobatón: Me pongo a pensar en que el sexo es algo de su vida cotidiana y el saber que uno los puede ayudar a sentirse más satisfechos en su vida sexual es muy gratificante. Viven mucho más felices, es la día y la noche quien vive su sexualidad de manera plena.

 Para contactar a todos los sexólogos que nos apoyaron en las entrevistas pueden hacerlo a través de las siguientes ligas: Claudia LobatónEugenia Flores, Ka, Leidy Constanza Montoya, Livier Elizabeth Gutiérrez y Juan Carlos Acosta.

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