Mucho más que una pinche letra (PARTE III) | CHILANGO PARA TODES
Chilango para todes: la editora de Chilanga y algunas voces del campo de la comunicación reflexionan en torno al fenómeno del lenguaje INB
Por: Redaccion Impreso
Vía: Mariana Riestra (ella)
LENGUAJE INCLUSIVO, REPRESENTATIVO E IGUALITARIO
Nuestro idioma tiene dos formas de marcar el género: masculino y femenino. Pero si algo sabemos con solo salir a la calle es que el género es un espectro y entre aquellos dos extremos, se manifiestan múltiples formas. Es por eso que les hablantes del español, desafían las formas de la lengua y a través de su uso expresan su forma de autopercibirse. Esta es la tercera parte de Chilango para todes; Mucho más que una pinche letra
Desde los medios de comunicación podemos acompañar ese fenómeno social y lingüístico, incluso sabiendo que puede generar controversia o resistencia. Como dice Sofía Poiré, coordinadora del Programa de Identidad Sexual en la asociación Balance, “en los últimos años hemos visto en las discusiones alrededor del uso de las letras x y e una tendencia a suplantar el masculino neutro, tan normalizado en nuestra lengua”.
Con fuertes defensorxs y detractorxs de la propuesta lingüística, el uso de este tipo de lenguaje se siente a veces como un campo minado. A pesar de esto, como dice Xoch Quintero, oficial de Comunicación junior en Balance, “hay medios que están empezando a usarlo”: Gatopardo, Malvestida y Ruido en la Red son tan solo algunas de las redacciones que se están posicionando a favor de la práctica. Esta decisión editorial busca nombrar a todas las personas desde todas sus identidades.
“El lenguaje representativo debe ser usado para visibilizar y nombrar a las disidencias”
Por otro lado, debemos entender que los pronombres neutros tienen una carga distinta cuando son utilizados por personas no binarias o de género fluido. Como sostiene Andras Yareth, de la colectiva Resistencia No Binarix, “el lenguaje representativo debe ser usado para visibilizar y nombrar a las disidencias”. Existen personas que no se identifican como hombres ni mujeres; algunas de estas personas utilizan el pronombre elle, así como adjetivos y sustantivos neutros. Su identidad no es motivo de burla: su existencia es válida y sus vidas merecen respeto y celebración.
Los medios y quienes tenemos un compromiso con la comunicación y la difusión de la información debemos extender ese compromiso hacia todas las personas, sea cual sea su identidad de género. Porque esa e es mucho más que “una pinche letra”.
NUEVAS NARRATIVAS, MEDIOS Y LENGUAJE
La función principal del lenguaje es establecer comunicación para compartir ideas. La lengua responde a las sociedades y a lxs individuxs. Si esas comunidades y personas cambian, ¿por qué no podría también cambiar con ellas las formas en que el lenguaje se manifiesta?
Así, las narrativas que nos rodean están cambiando y cada vez volteamos más a preguntarnos cómo decimos lo qué decimos y dónde estamos paradxs al enunciar nuestras opiniones. Estas reflexiones constantes, junto con el incremento de la información digital, necesitan sostenerse de manera crítica, propositiva y comunitaria. Es así como nacen espacios en los que se entrecruzan todas las características anteriores: proyectos y colectivas que existen tanto en el plano virtual como el físico.
El alza en la creación de medios y espacios de comunicación liderados por mujeres y disidencias nos indica que las personas están consumiendo este nuevo tipo de contenido, que cuando les hablamos a las mujeres y a lxs integrantes de la comunidad LGBTIQA+ no le estamos hablando a ninguna minoría. Es por ello que es crucial seguir manteniendo conversaciones desde la horizontalidad, para que podamos, como sostienen lxs creadorxs de Abrazo Grupal, “dar respuestas más complejas a las preguntas que tenemos”.
ESPACIOS QUE COMUNICAN Y SE TRANSFORMAN
Las maneras en que la comunicación se va armando y compartiendo son cada vez menos tradicionales. El internet no solo nos permite reaccionar a noticias y narrativas periodísticas de manera inmediata, sino que nos facilita volvernos creadorxs de contenido. Consumimos, asimilamos y respondemos tan rápidamente que con un pitido del celular podemos conectar con decenas, cientos y miles.
Esta practicidad ha dado pie a que lxs usuarixs puedan hacerse de espacios donde generar un discurso propio, lejos de las televisoras o la radio tradicional. Concretamente, plataformas como Instagram o TikTok (cuyos algoritmos facilitan que el contenido se viralice más rápidamente en que otras), permiten que crezcan lxs creadorxs que abogan por los derechos humanos o comparten contenido educativo sobre feminismo, discriminación racial, disforia y euforia de género.
Si te interesa seguir informándote desde perspectivas feministas y disidentes, te recomendamos estos espacios digitales:
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