Los mejores tazos de los 90 y lo que nos hace recordar.

En algún recreo por allá a mediados de los años noventa, alguien comenzó a mostrar los síntomas: mano la bolsa del pantalón, sujetando fuertemente algo.

Picados por la curiosidad, el resto de nosotros le preguntaríamos qué cosa guardaba tan celosamente, a lo que este por fin sacaría su tesoro: un cilindro conformado por decenas de hostias plásticas con coloridas impresiones.

Sin darnos tiempo a salir de la estupefacción, aquel paciente cero informaría: “son mis tazos”. Él no lo sabía, pero, había comenzado una epidemia.

Esta misma escena se replicaría cientos de veces en todas las primarias y secundarias chilangas de entonces. Posteriormente se correría la voz de que el chiste detrás de los tazos era crear una colección, mientra más grande mejor.

Ya sea comprando papitas y consiguiendo uno por uno… o bien, rifarse el físico apostando los propios en la hora del recreo contra otros coleccionistas.

De esta manera, se creó un nueva jerarquía en la estratificación de la sociedad infantil de entonces, pues las colecciones de tazos se volvieron sinónimo de respeto y popularidad.

Foto. Galería Montecristo en Facebook

Verdaderas leyendas se forjaron gracias a la rareza de sus colecciones y reputaciones cayeron cuando alguien perdía sus tazos en duelo.

Esa dinámica terminaría por contagiar a la niñez, no solo mexicana, sino de otros lugares del mundo, creando así una historia que se extendería por generaciones.

La historia detrás los tazos de los 90

La historia de los tazos se remonta a los primeros años de los noventa, cuando el empresario mexicano Pedro Padierna, entonces ejecutivo de Sabritas México, y su compañero Fabían Paz, fueron encomendados en crear una estrategia de ventas. Según contó el propio Pedro a Vice.

En aquellos años estudiaron un caso de éxito en Hawaii en la década de los 30, cuando las tapas POG se convirtieron en éxito de los coleccionables, por lo que la dupla decidió que por ahí debería ir su propuesta.

Sin hacer el cuento más largo, ambos decidieron traer la idea a México y la llamaron “Sabritazo” o sencillamente “tazo” (contracción de ‘taconazo’ un juego que consistía en patear tapas de botellas) y la mezclaron con una moda que se desarrollaba en aquellos momentos.

Esta moda era la de los Looney Tunes, dibujos animados de Warner Bros, quienes vivían una éxito espectacular (no mucho después saldría Space Jam, ¿recuerdan?); el resultado fue un éxito rotundo que trascendió hasta otros países: Chile, Venezuela, Argentina, España, Australia y hasta en Estados Unidos, tuvieron sus propias colecciones de tazos.

En México, aunque han desaparecido por temporadas largas, los tazos nunca se han ido del todo. La empresa de frituras ha sabido aprovechar las tendencias y caricaturas de moda para darle a cada generación de estos circulitos plásticos.

Además de los ya mencionados, los niños chilangos han tenido acceso a tazos de: Caballeros de Zodiaco, Dragon Ball, Mucha Lucha, Yi Gi-Oh, Los Simpson, Shrek, Tortugas Ninja, Angry Birds, Minions, Bob Esponja, Plantas vs Zombies, Medabots, Spider-Man, entre muchos otros.  

Aunque iniciaron siendo simples circunferencias de una pulgada de diámetro impresas con personajes de caricaturas de la Warner, lo cierto es que sus creadores no tardaron demasiado en diversificar los tazos en diferentes colecciones en una jugada que los hizo todavía más atractivos al público. 

Los tazos de los 90 que más recordamos

A saber y esperando no dejar a ninguno fuera, los tazos se clasificaron en los siguientes:

Tazo. Era el Sabritazo original, al unidad de medida básica del tazo. En la primera colección de 1994 eran 40 y el reverso era azul.

Super Tazo. Bastante similares al tazo, solamente variaba el color del reverso (naranja), además del estilo de las ilustraciones.

Mega Tazo. El diseño era mucho más cuidado, pues era una especie de retrato de cada personaje de los Looney Tunes encerrado en el logo circular clásico; lo chido de estos tazos era que estaban un poquito más gruesos de lo normal, lo que permitía voltear más fácilmente los tazos el juego, además de que el reverso era de un rosa tenue encendido. 

tazos de los 90
Foto: Sabritas, tazos.com

Master Tazo. Los tazos de los 90 que te daban más estatus en el juego: su diseño e ilustraciones estaban más cuidados (eran especie de close up facial a cada personaje) y eran sumamente raros, ya que solo venían en las presentaciones más grandes de las botanas. 

Super Tazo Prendido. Super apreciados por los coleccionistas. No servían muy bien para jugar, pero gsanaban puntos porque estaban recubiertos por una capa plástica que permitía mantener dos impresiones, es decir, dos escenas de los looney tunes.

infancia de un chilango
Foto: Sabritas, tazos.com

Gira Tazo. Estos se cuecen aparte: nadie los ocupaba para jugar a voltearlos, ya que tenían un “chipotito” gracias al cual podías girarlos como si fueran una especie de pirinola. Además, cada tazo tenía un diseño geométrico al reverso que casi casi hipnotizaba al verlo girar.

Oktazos. Luego del éxito rotundo de las colecciones originales se intentó variar con estos tazos. Esta vez ya no eran circulares, sino octagonales y con pequeñas hendiduras en los bordes, lo que facilitaba que pudieran ensamblarse. 

tazos de los 90
Foto: Sabritas, tazos.com

Tazo armable. Tazo circular, pero con hendiduras que permitían unirlo a otros tazos. Contaban con una hendidura más grande que las demás, la cual podía ocuparse como una especie de palanca para hacer volar este tazo.

Tazo Metálico. De los tazos más tardíos, salieron alrededor de diez años después de la primera generación, con la popularización masiva de los animes de Pokémon, Dragon Ball y Mucha Lucha. Obvio eran metálicos.