«Para mí es prioridad que mi novia sea virgen y que su primera vez sea conmigo. No andaría con alguien que ya ha tenido parejas antes de mí.» Esto lo dice Diego en el Illy de la Condesa. 17 años, estudia quinto de prepa. Es muy delgado, pelo rubio, de lentes. Explica que en su escuela «hay todo tipo de niñas»: las “difíciles”, las “apretadas”, las “alivianadas”, las “locas”, las “feas”,y “las que nadie pela”. Su chica ideal debe “cotizarse” y no andar con él a la primera. Debe ser guapa, divertida, y no salir mucho. Su novia tiene 15 años y va en la misma escuela. «Es de las más populares y todos quieren con ella.» llevan ocho meses y hace poco tuvieron relaciones sexuales por primera vez. Sin embargo, Diego acepta que no es un hombre fiel y que no puede estar sólo con ella. «Dany es la de cajón, es mi novia en serio y la que presento con mi familia, pero si tengo relaciones con más niñas en fiestas o en antros o así, ni modo que sólo con ella.»

Michelle y sus amigas son el tipo de niñas que gustan a los amigos de Diego “para las fiestas”. Su grupo es aceptado socialmente, aunque no son las más populares. Hay chicos en el colegio que las consideran “fáciles”.

Jonathan, la “conquista” de Michelle es de fin de semana, tiene 16 años y perdió su virginidad a los 13. Al terminar la prepa quiere dedicarse a la mercadotecnia. Esta convencido de que las mujeres sirven sólo para tener sexo, pues así “le enseñó papá”. Su papá engañó a su mama en al menos tres ocasiones y producto de ello están sus dos medios hermanos. Sus padres están divorciados desde que el tenía cuatro años.

Según él, se aprovecha de su buen físico para «coger en todas las fiestas» y nunca ha tenido un no por respuesta. En al menos tres ocasiones sus romances de una noche han derivado en embarazo. «Si ellas acceden a coger es su bronca, yo no les prometo nada. No tengo edad para ser papá y por eso uso condón, ya será su problema si se rompe o si pasa algo.»

La terapeuta familiar Tita Ortiz Tirado se muestra sorprendida por algunos de los testimonios y hechos recabados para esta investigación. Al menos entre sus pacientes jóvenes no ha encontrado ninguno que tenga al sexo grupal como práctica corriente. Sin embargo, sí admite que el sexo entre adolescentes sí se ha convertido una práctica frívola: «No les importa si acaban de conocerse, tampoco las enfermedades. Los adolescentes sólo están rodeados de alcohol y mota y no les importan las consecuencias.»

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