“Estás bien, no estás mal, no estás solo y te puedes atrever a ser quien quieras”, Paris Bang Bang, la diva chilanga de la noche platicó con Chilango.

Las noches de “Marra” o “Puri” no son ajenas para los chilangos; glitter, tacones y pelucas te reciben a la entrada. Hace años eso no era tan común, mucho menos aplaudido. Paris, recuerda que solo ella y Yolanda eran las “eneamigas”, dándolo todo, en las barras de dichos espacios para la comunidad LGBTQ+ (ahora favoritos de todos) en República de Cuba.

Esta “enfermedad por atención”, como Paris define la pasión de las drags por el show, comenzó “como juego”, rememora. Hace siete años, le gustaba vestirse extravagante y maquillarse para salir de fiesta. La fórmula ganadora: peluca, tacones, mirada asesina y mucha personalidad se sumaron para que naciera su personaje con la ayuda de otra drag.

“No había muchas personas que se animaran para hacer esto, ni gente que saliera de fiesta vestida así. Hoy definitivamente los centros nocturnos (LGBTQ+) no conciben su plantilla sin una drag o un grupo de drags”, agrega Bang al recordar sus inicios como reina.

El drag es la antítesis del miedo, el drag es vencer el miedo y proyectar quién eres y pasarla bien.

El drag queen es el arte de exagerar los rasgos, dotar de histrionismo la identidad y los roles de género para desafiar lo convencional. Escapar de lo establecido a través de un personaje. Cualquier hombre puede vestirse de drag y vivir su fantasía, independientemente de su preferencia sexual. El caso del drag king tampoco se limita solo al género femenino pues, poco a poco, gana terreno. Mujeres y hombres pueden transformarse por igual y ser libres.

“Antes tenías que rogar para que te dieran chance de bailar, y que te pagaran… yo me sentía “guau” cuando me daban el chupe gratis, ya después comenzaron las propuestas, y dije ¡en serio me van a pagar!, pero pues ahora que lo pienso; los salarios eran una bicoca” recuerda Aldo Meneses, quien se ha formado como histrión y eso le da un plus a su personaje drag.

Paris Bang Bang
Foto: Paris Bang Bang en Rico Club

Transformismo de la vida nocturna

En los 90 la finada Francis montaba su show de cabaret, cerca del 2000, las “Hermanas Vampiro” hacían de lo políticamente incorrecto un espectáculo, pero más allá del teatro no había un auge de drag queens en la vida nocturna de la CDMX.

Te recomendamos

¿Paris se considera pionera del drag en la Ciudad de México? “me gustaría corregirte… siempre que me dicen ese tipo de cosas me resuena un poco en la cabeza, en realidad, yo no soy pionero de nada, décadas antes de mí ya había varios haciendo drag” agrega.

Y sí. Basta recordar los 60, en Stonewall para ser precisos, a la “madre” de la marcha del orgullo: la drag queen que encaró a la policía y dió pie a la lucha. Marsha P. Johnson era una mujer transexual, vih positiva, negra, y activista. Bang señala que “hubo personas que de verdad pusieron los tabiques de la plataforma en la que ahora miles de travestis y drags estamos paradas”.

Con profundas raíces del burlesque los hombres vestidos de mujer (y las mujeres vestidas de hombre) tomaron la sátira como bandera para crear una expresión artística que se unió al estandarte de la lucha por los derechos de la comunidad LGBTTT+.

El drag es contestatario según la visión de Bang. Recuerda que la comunidad ha sido víctima de las circunstancias. Al ser una minoría “las primeras valientes que salían vestidas a la calle: se llevaban el grito, el bullying, los golpes. Hoy la situación es distinta, esta actividad se celebra… nos hemos convertido en ídolos que miles de personas siguen”.

En gustos se rompen géneros y las drags lo saben. Existen las que trabajan en ello, las que van de fiesta para divertirse y las que se lo toman muy en serio desde temprana edad: “todas estamos enfermas de atención y la queremos obtener a como de lugar, las más jovencitas vienen brutales tienen grandes habilidades, grandes talentos, traen el chip, estudian y se preparan mucho ¡es impresionante!”, narra Bang al recordar su paso por la escena.

El drag siempre será, de cierto modo, contestatario y underground… nos las arreglamos para que así sea.

Divas de la noche, divas todo terreno

A paso firme con esa mirada felina y pícara, en cada lipsync, Paris Bang Bang, se convirtió en un referente muy querido en las noches de fiesta de esta ciudad. Cuando el covid-19 apagó las noches de “Rico” de inmediato la creatividad de Paris (y los drags mexicanos) tomó el internet como plataforma para difundir sus shows.

“Creo que nos vamos a acostumbrar a ver mucho drag virtual definitivamente llegó para quedarse, incluso cuando podamos desempeñar nuestras actividades en centros nocturnos de nuevo, el drag digital seguirá, llegó para quedarse” cuenta Bang mientras detalla que los shows, el maquillaje, el vestuario y la preparación son -además de costosos- muy laboriosos.

El drag es costoso. Mucho. Bang narra que normalmente estos gastos se balancean “porque invertimos de lo que ganamos” para continuar innovando. Pelucas, maquillajes, tacones, vestidos y accesorios que a veces se pagan con su salario fuera del drag.

Si quieres conservar tu lugar tienes que actualizarte, al igual que los estilistas estar al pendiente de tendencias, estudiar y mejorar tu show, narra Paris, “no hay una drag queen que esté percibiendo un salario por sus actividades durante esta pandemia; no tenemos seguros de vida, no tenemos seguros médicos y mucho menos prestaciones por nuestras actividades de divas de la noche”.

Te recomendamos

El show puede durar una hora o dos, y la misión es hacer felices a las personas. Muchas veces se combina el cabaret, teatro y la imitación con coreografías elaboradas, y el movimiento de labios en sincronía con la música de las divas del pop, jazz , rock y blues. Los repertorios van de Aretha Franklin, a Thalía, pasando por Ariana Grande, en una misma velada.

Si la gente lo agradece, le gusta y les nace, ahora es una gran oportunidad para que todos los que nos van a ver a los shows y que quieran seguirnos viendo en escena le escriban su drag queen local favorita, acota la reina: “para saber que nuestro barrio nos respalda, es un apapacho y si nos echan una propina que nos ayude a llevar, el día el día, es un plus”.

Es bonito que la gente te reconozca, pero es más bonito hacerlo porque te gusta.

Por amor al arte, drag

Una palabra clave, y muy presente, en la comunidad LGBTTT+: es miedo. El miedo a no ser parte, a que te juzguen, a que te hagan algo, al rechazo “creo que el drag ha sido clave para aceptar, defender y ver que no estás solo, que definitivamente puedes convertirte en alguien fuerte, empoderado” agrega Paris Bang Bang.

La vida se puso más jodida para todo el mundo, para todos los seres humanos reflexiona la diva de la noche “vamos a continuar transmitiendo el mensaje de positividad, de que vamos a estar mejor, pero las circunstancias lo hacen cada vez más difícil”.

Las drag queen siempre han sido punta de lanza en la lucha de los derechos de la comunidad y creo que ese es su principal aporte al movimiento.

Sobre los nuevos proyectos nos cuenta que “El espacio de Pirú” seguirá después de la pandemia. También hay proyectos más serios en puerta, y por supuesto, la nueva edición de la Carrera Drag cuando sea seguro para todos salir y reunirnos. El ansia de atención de las drags es proporcional a la demanda de públicos que claman ver a sus reinas tirar la peluca en el show.

La comunidad drag creció exponencialmente y es ahora un ambiente de amigos, solidaridad y resistencia. “El poder de las redes sociales y el internet nos deja llevar nuestro mensaje a cualquier lado abriendo nuevas posibilidades, me intriga saber en qué terminará todo esto (la escena) y por supuesto yo estaré ahí siendo parte de ello”, concluyé Paris Bang Bang.


“¡Qué once con Beyoncé!”, con diez ediciones de la Carrera Drag de la Ciudad de México, una participación en “Dragatitlán” y su aparición en donde sea que los tacones la lleven”, Paris Bang Bang, posee las credenciales necesarias para hacernos sentir el #OrguYOChilango. Síguela en sus redes sociales.