Hablar de vogue es hablar de subculturas en resistencia. Más allá de un estilo de baile rico en poses y movimientos —que lo es— es una suerte de memoria histórica que se fusiona con música, dramatismo, danza y lazos entre sus practicantes. Su origen se remonta a una forma de vinculación entre comunidades marginadas (negros, latinos, LGBTTTI), quienes encontraron en el vogue una manera de expresarse y de mantenerse firmes ante un entorno que les era hostil.

No es casual que aquellos que se encuentran imbuidos en este movimiento estén agrupados en “casas”: el voguing te adopta, te arropa, te conviertes en el hijo de una casa liderada por una madre y a veces, sólo a veces, un padre.

House of Machos, por ejemplo, es liderada por una figura que trajo a México el vogue: Anuar, conocido como Any Funk. Él empezó a practicar este estilo ya hace más de 10 años (en 2006) y en 2014 comenzó a dar clases para compartir el conocimiento que adquirió en Los Ángeles, California.

“He formado lazos muy fuertes con los chicos de House of Machos”, me dice Any Funk. “Me preocupan cosas como si ya comieron o si necesitan algo. Hay veces que su familia de sangre no los apoya en ciertas cosas, y es ahí donde yo me tomo en serio mi responsabilidad como madre de casa”.

Para Any, desgraciadamente el ego de sus practicantes a veces también ha representado un obstáculo para que la escena en México crezca. “Urge que bajen los egos fuera de la pista, que cada logro sea compartido por todos. Porque esa es una de las cosas más importantes en el vogue, el sentido de comunidad. Si gana alguien de otra casa, ganamos todos. Pero hay ocasiones en que por ego no respetan al jurado o a los invitados internacionales que tenemos”.

Actualmente, uno de los lugares donde se practica el vogue es Punto Gozadera, un espacio feminista y amistoso con las identidades LGBTTTI. Pero, aunque el vogue tienen una historia que se relaciona directamente con los movimientos de la diversidad sexual, no es necesario ser gay, bi o trans para practicarlo.

“Cuando fundamos la casa buscamos un nombre que sonara muy mexicano. Al principio éramos puros hombres gay, pero eso ya cambió. Además creemos que el hecho de ser gay no tienen por qué quitarte lo macho. Nosotros no nos cerramos a alguna edad, orientación sexual o nivel socioeconómico. Tenemos alumnos que andan entre los 10 y los 18 años, por ejemplo, pero tampoco ponemos un límite de edad también tenemos gente más grande. Hay veces que tenemos también gente muy entusiasta pero que no pueden pagar una clase de 50 pesos y a ellos se les regala”.

Para checar los horarios donde Any y la gente de House Of Machos imparten clases u otros eventos de vogue en los que participan, checa su página de Facebook.

https://www.facebook.com/THOMachos/