En Expo Brujas no hay cuartos oscuros ni sangre, los maniquíes no se mueven y más allá de un caldero y una escoba, que sirven para tomarse una fotografía de recuerdo, hay poca interacción con los objetos. Quien asista a esta exposición en busca de una experiencia cercana a la de una casa de terror, saldrá decepcionado.. No es una exposición de juguetes ni una genealogía de la figura de las brujas en la sociedad; se trata de discutir la idea de lo sobrenatural, lo mágico y cómo la bruja encarna ambos conceptos.

Curada e investigada por el arqueólogo Cutberto Enríquez, Expo Brujas ofrece un repaso antropológico de la Brujería y el pensamiento mágico en la sociedad. Dividida originalmente en nueve bloques, la muestra debió dejar fuera las etapas del Mundo Antiguo, Europa Mediterránea y Europa Nórdica debido al reducido espacio de la planta baja del Centro Cultural Benemérito las Américas.

La primera parte, denominada “La magia en la prehistoria”, comienza en el año 60 mil antes de Cristo y aborda el nacimiento del pensamiento mágico en las primeras sociedades del mundo. Es en este momento donde comenzaron a crearse los primeros objetos y las primeras prácticas de lo que hoy conocemos como brujería. Se muestran réplicas de los objetos característicos de la época, como la Venus de Berejat Ram.

Figurillas, máscaras, libros, plumas, vasijas y tejidos. Sin las etapas del Mundo Antiguo, Europa Mediterránea ni Europa Nórdica, la exposición pasa a las religiones afroamericanas y sus concepciones de brujería y chamanismo. El poco espacio, el abundante público y lo profundo de la investigación, obligan al espectador a moverse rápido, sin poder reparar tanto en los textos explicativos y enfocarse casi en los objetos.

En la sección de culturas prehispánicas y chamanismo se muestran cabezas reducidas, figuras de barro, plumas de aves para desarrollar la noción de ritual. El recorrido continúa con objetos de la era medieval: la mandolina, el cráneo humano, las runas, las cartas de tarot, símbolos que forjaron la figura de los alquimistas y que ha sido la base de películas como Harry Potter o El Señor de los Anillos.

Un maniquí ataviado con un traje de inquisidor, dagas en forma de crucifijos, candelabros y biblias, instrumentos de tortura. Quizás la inquisición,  la quema de brujas sea el momento histórico más conocido por el público. La muestra abunda en esa parte de la historia. En la sección referente al siglo XIX se hace énfasis en cómo las sociedades industrializadas comenzaron a estudiar, adaptar y viciar algunos de los símbolos de brujería y pensamiento mágico ancestral. Saltan nombres como el francés Papus y el inglés Aleister Crowley, notables ocultistas.

En la sección del siglo XX, el espectador se topará con una vitrina con objetos cotidianos como figuras de acción de Harry Potter, muñecas de Monster High, plumas y paletas con formas de brujas con sombrero y nariz puntiaguda, cómics de Dr. Strange y el Monje Loco. Si se ha prestado atención a los textos y figuras, es posible captar un pequeño atisbo del verdadero significado detrás de los objetos, símbolos y prácticas detrás de la brujería, una palabra que en la actualidad se ha desfigurado por completo.

La Expo Bruja estará abierta en el Centro Cultural Benemérito las Américas hasta el próximo 30 mayo. La entrada general es de 40 pesos; 35 para estudiantes y maestros. Mar-dom 10-18 h.