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¿Te acuerdas cuál era tu favorita?

7 de enero 2022
Por: Majo Martínez

Chatarras deliciosas que todos comimos de chicos a la salida de la escuela

¡Qué ganas de regresar a la escuela únicamente para volver a comer todas estas chatarras deliciosas a la hora de la salida! ¡Yummy!

Te lo vamos a adelantar: vas a querer sacar el pañuelito desechable porque nos vamos a poner un poquito nostálgicos con esta lista de chatarras deliciosas que todos comimos cuando estábamos chavitos a la salida de la escuela.

Y para ponernos todavía más nostálgicos, nos gustaría que recorrieras esta lista de chatarras deliciosas con esta sugerencia musical de antaño, que seguro te va a pegar si ya andas chavorruqueando. Lo más probable también es que ahora estés sufriendo las consecuencias de haberte comido todas esas ‘chunches’ deliciosas.

Así que ponle play a este rolón noventero de casetera y dale rienda suelta a tus recuerdos de chatarras favoritas cuando eras pupilo precoz de primero, segundo y tercero de primaria. Porque seguro ya después te empezaste a ir de pinta para leer el Diario íntimo de un guacarroquer o El Principio del Placer ¿verdad? 


Las frituritas deliciosas

¿Con estas siempre te ardía la panza en la escuela, verdad? Las infancias se dividían en dos: quienes les ‘convidaban’ de sus papitas a sus amix o quienes se la pasaban de montoneros robe y robe. Además las bolsas de papitas desgraciadamente siempre estuvieron llenas de… aire, más que de otra cosa. Aunque como dicen “de lo bueno, poco” y seguro estas frituras encabezaban tu lista de chatarras favoritas a la hora de la salida en la escuela. 

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Los dulcecitos y pegajosos

¿Verdad que embarrabas tus cuadernos con tus deditos chiclosos? Entre más corriente más ambiente, y entre más dulce la chatarra… más idas al dentista, y todo para que al final te dieran otra paletita porque “te portaste bien”. Todos estos dulces te hacían escurrir la baba encima de tu cuaderno de tarea. El sabor característico de estos dulces era: “sabor azúcar”. 


Los chocolatosos

¿Verdad que todos tuvimos un dulce o panquecito chocolatoso favorito? La perdición de las infancias seguramente empieza con “choco” y acaba con “late”. Cualquier cosa que tuviera chocolate era garantía de que tu mamá no te iba a dejar comerlo antes de la comida porque se te iba a ir el hambre. 

Por eso esperabas a la hora de la salida de la escuela para llorarle a tu mamá al grito de “mamá, compramelo,  compramelo” y empezabas a lambisconearla con besos para que te dejara satisfacer tu antojo chocolatoso. ¡Vaya que eras todo un Bruce de Matilda!


Los aciditos y picositos 

¿Cuál prefieres que te deje heriditas en la lengua? Con todos estos, sin excepción, en algún momento de su degustación se te abrían grietas en la lengua, hacían que te ardiera la panza y salivaras como perro pavloviano al escuchar el timbre de la salida. Contabas los minutos que se tardaban en abrir la reja para irte a comprar tus chatarras picositas favoritas. ¡Sabemos que sí! 

Te encantaba meterle el dedo a los Lucas, al polvito Tico-Tico y a los brinquitos. La Picafresa se te pegaba en las muelas, sí, también fuimos jóvenes.  


Las paletas

¿Cuántas chupadas para… que babees el palito de papel?¿A quién se le ocurrió la maravillosa idea de poner un masacote de caramelo macizo en el extremo de un palito? ¡A un genio, seguramente! Las paletas son quizá la mejor invención en la historia de las chatarras dulces y adictivas. Con toda la variedá era difícil escoger tu favorita. 

Por eso te dejamos esta lista para que te acuerdes con nostalgia (las caries son gratis y los recuerdos, no tienen precio). Además, ¿quién no usó una paleta de corazón para declararle su amor a su primer romance de salón? (misma persona que un día antes compró una paleta de manita de la suerte para saber si el día siguiente sería EL DÍA).

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Los más raritos pero deliciosos 

¿A quién le gustaba el tootsie-roll? El pecado culposo de muchos está en esta lista. Quédate tranquilo porque no revelaremos que eras de los que le gustaban los dulces que traían una pasita adentro o que ahorrabas todo tu domingo para poder comprarte velitas ilimitadas (tus dulces favoritos).


Los que te convertían automáticamente en adulto

Nada como una cajetilla de cigarros de chocolate recién abierta para fantasear con que “seguro así saben los cigarros de a devis”. O, ¿qué tal disfrutar de un tarrito de cerveza a la hora de la salida de la escuela para sentirte bien rebelde?

Aunque todo tiene un precio: las llagas que la paleta de tarrito dejaba en tu lengua, y el momento en el que tu sangre se combinaba con la espumita del tarrito cuando se le formaban hoyitos, fueron quizá el momento más sadomasoquista de tu infancia. Y eso, de seguro tiene graves repercusiones en tu vida adulta, y por eso a tu terapeuta le pagas lo que le pagas. 

Y la verdad… nada como pedir una sopa Maruchan con su mitad de limón en la tapita (esto es como comida de adultos, ¿no?).


¡Los del gabacho que nos traían loquillos por conseguirlos! 

Usabas sus envolturas para forrar tus cuadernos, ¿verdad? Esta chatarra era fina, era de lujo, calada y garantizada venía desde ‘el gabacho’ solo para ti: mirrey de barrio, princesa de papá, amigui del alma. ¡Y no le dabas a nadie! Eras un envidioso que más bien hasta hacía negocio y las revendías entre tus amigos. 

¡No tenías corazón! (Pero sí, mente de empresario capitalista). Nomás dale una leída a esta listita para que empieces a salivar mientras te salen tus lagrimitas de tanto recordar. Y vas a llorar más si haces memoria en tu corazoncito rencoroso y te acuerdas de que “mi mami nunca me compró estas chatarras deliciosas”. 

Bebidas chidas y congeladas

No te dejaban tomar refresco pero qué tal estos. Para pasarte la chatarra deliciosa, bajar la ingesta de sal de las papitas, o balancear tus dulces con más azúcar, nada como alguna de estas bebidas que seguro encontrabas en el puesto de chatarras afuera de tu escuela. También te incluían estas refrescantes bebidas en tu loncherita de los Power Rangers, las Tortugas Ninja, Dragon Ball o Sailor Moon, y aceptémoslo: tampoco le dabas a nadie y te daban asco las babas de los demás. 

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¿Qué tal este dulce y chatarrístico paseo escolar por tus recuerdos de morrito(a) colegial cuando salías de la escuela? ¿Verdad que te gorgoreó la panza y te salivó todito? Sabemos que dejamos fuera de esta lista muchas de tus chatarras deliciosas, por ello: una disculpita. 

Y, no somos adivinos pero… presentimos que muy probablemente te comiste la torta antes del recreo y que ahorita estás recordando todo esto con ‘lagrimita Remi’ mientras cargas a tu bendición. Así que, es momento de pasar la estafeta de chatarras deliciosas para cuando tu ‘bendi’ se enfrente a la suculenta experiencia de la hora de la salida de la escuela.