Imaginar que un día la Ciudad de México se queda sin agua en su totalidad sobrepasa cualquier panorama catastrófico que nos podamos plantear, quizá por eso no hablamos del tema como se debería ni queremos conocer realmente el estado del problema; tal vez por eso evadimos, como ciudad, que tenemos un inmenso elefante en la habitación.

A través del sistema de bombeo y potabilización de agua Lerma Cutzamala ingresa el 25% del líquido que consumimos en la CDMX, el cual traemos desde Michoacán y el Estado de México. Esta megaobra de infraestructura hidráulica es una de las más grandes en su tipo a nivel mundial, un sistema que en algún momento se utilizó para generar energía eléctrica, ahora es un monstruo que consume cantidades dantescas de electricidad. Dicho sistema bombea, en promedio, 16m³ de agua por segundo, es decir, 16 tinacos de 1,000 litros cada que avanza el segundero en el reloj —de esos tinacos negros que adornan la parte alta de las casas en nuestro paisaje urbano.

Foto: Video. Isla Urbana

Pero más allá de hablar de cantidades, cosa que se puede observar en la pieza audiovisual que presentamos en esta ocasión, hablemos de lo dependientes que somos los habitantes de esta megaurbe de esta fuente de abasto de agua que resulta insostenible y que, aunque no lo parezca, es sumamente vulnerable, y por ende también nosotros.

Como toda infraestructura que se encuentra en constante funcionamiento, esta requiere que se le dé mantenimiento y se le vayan añadiendo elementos que la hagan más eficaz y robusta. Sin embargo, realizar este tipo de maniobras en la infraestructura que bombea casi la tercera parte del agua que consume una ciudad como la de México, implica dejar sin agua a millones de habitantes durante varios días.

Pero como bien dicen, siempre hay algo que aprender de las malas experiencias. En este caso lo que podemos sacar del #MegaCorteDeAgua es el golpe con la realidad que nos deja quedarnos sin agua por algunos días. Esto lo podemos tomar como un simulacro —así como los que hacemos para prepararnos para los sismos— de lo que sucedería si nos quedamos sin este 25% de abasto de agua que nos brinda el Cutzamala. Un ejercicio nada despreciable si se considera que, según las propias predicciones de CONAGUA, para 2030 tenderemos que encontrar el abasto para el 27% del abasto actual; es decir, prácticamente la misma cantidad que traemos a través de este sistema.

Foto: Video. Isla Urbana

Pero, ¿qué haces cuando te quedas sin agua en casa? Las reparaciones y adecuaciones que se llevan a cabo en el sistema nos obligaron a realizar este lúdico ejercicio en el que tenemos que tomar cartas en el asunto. Ante esta situación, un gran porcentaje de los habitantes de la ciudad entramos en un estado de alerta, hubo que apartar agua en cubetas, tambos, garrafones y jarras y prepararnos para cuando iniciara el corte. Una vez que se arrancó hubo que bañarse en la menor cantidad de tiempo, con la menor cantidad de agua, o de plano no bañarse; acumular las “pipís” en el escusado hasta que el olor ya no nos permitiera seguir orinando en lo que antes era agua potable; dejar de lavar ropa y los trastes; no poder regar jardines, jardineras y plantas; poner atención en cuánta agua están gastando las personas con quienes compartimos cisterna. Se prendieron los focos rojos del agua, nos hicieron pensar en lo que pocas veces nos gusta reparar: el agua es completamente necesaria para cualquier actividad humana y, más fuerte aún, se puede acabar… Se nos va a acabar.

Si durante este corte de agua sentiste frustración por la cantidad limitada de agua con la que contaste o si tuviste que cambiar hábitos de tu vida cotidiana, estás en el camino correcto para tomar mayor conciencia sobre la importancia de cuidar el agua en tu día a día y, por lo tanto, llevar a cabo cambios en tu consumo y uso del líquido de manera permanente y no solo durante los días de corte. Eso está bien, no solo pensando en ti, sino pensando en todos los que aquí vivimos. Porque cuando hablamos de agua en una ciudad como la nuestra, no podemos verlo en términos de individuos: lo debemos ver como conjunto de millones de personas que nos abastecemos de las mismas sobreexplotadas fuentes de agua de las que se abastecen nuestras casas.

Sin duda, el #MegaCorteDeAgua sirve como una sensibilización obligatoria para entender cómo viven 10 millones de personas en México, quienes viven con un índice alto y muy alto de precariedad hídrica. Es un ejercicio que, si no nos hace cambiar de hábitos y exigir que el agua se cuide y reutilice, que la lluvia se capte e infiltre y que nuestros bosques se preserven y crezcan, dejará de ser una situación de algunos días y se convertirá en una situación permanente, una que dejará de ser un mero simulacro y que, así como cuando aconteció el temblor del 19 de septiembre del año pasado, la simulación nada tendrá que ver con la dura y seca realidad.

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