Foto: Arturo Alvarado

24 de marzo 2020
Por: Arturo Alvarado

¡Agita la mata! ¿Ya conocías al trajinero metalero?

El Padrino, el trajinero mertalero nos cuenta algunas buenas experiencias e implicaciones de chambear en los canales de Xochimilco

Mario Basilio Valderrama, alias El Padrino, conduce una trajinera por los canales de Xochimilco desde 1975, cuando tenía 10 años. Como amante del metal, tiene la mata larga, pero la trenza para dar buena imagen con la banda que visita día con día el embarcadero Manuel Celada.

“Me encanta el metal. Iron Maiden, Slayer, Judas Priest, las bandas alemanas; yo soy metalero. Cuando llega mi nieta a la casa me dice —quita a tus greñudos—, pero no, es lo que más me mueve. Cuando estoy limpiando escucho conciertos de cualquier metalero. Yo no toco ningún instrumento, pero meto mis buenos gritos”, comenta.

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El Padrino es rebelde y le molesta que le digan lo que tiene que hacer, por eso desde pequeño le entra duro a la chamba. “Si no sientes el dolor no valoras el trabajo. Si no te enseñan a cargar una canoa o descargar hortalizas, a llevarlas al mercado y vender, si no sabes todo eso no sirves en este oficio”, asegura.

En algún momento de su vida, cuando sus hijos no exigían tantas cosas porque estaban chavos, se animó a ser guardia de seguridad de Alex Lora, pues conectaba con su música. ““Era bien chido el Alex, pero no se vivía de eso. Era un paguito que te tiraba paro en pasajes o comida, pero no te daba para mantener familia”.

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La vida en los canales

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Xochimilco cuenta con 11 embarcaderos: Cuemanco, El Salitre, Belem y Belem de las flores, Caltongo, Nuevo Nativitas, Las Flores Nativitas, Zacapa, Puente de Urrutia y Fernando Celada, en el que don Mario es ya una leyenda. “Mi jefe se dedicaba a esto, pero por cuestiones económicas prefirió dejarlo. Yo empecé a remar desde los 10 años”, comenta Mario, quien recientemente cumplió 55.

Nos cuenta que en el argot de quienes se dedican a este oficio y atracción turística, la trajinera adquiere su nombre cuando se le da el uso de llevar y traer gente a cambio de una tarifa, que en el caso del embarcadero Fernando Celada, es de 500 varos por hora. A quien fabrica la canoa se le conoce como canoero.

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El recorrido que hace a diario El Padrino, cruza por las riberas de diferentes barrios, desde San Marcos, San Juan, Tlacoapa y Asunción. “La gente cambia de forma de ser según el barrio en el que vive. Eso no lo nota el cliente, porque son comunidades pequeñas. En cada barrio hay capilla, parroquia o iglesia. Recientemente la parroquia de San Bernardino —la señala con la mirada sin dejar de remar— la subieron a Catedral de la ciudad de Xochimilco”, asegura.  

A pesar de ser un tipo rudo, Mario tiene un gran cariño por la historia de su barrio, de hecho, siempre que puede comparte el valor de este emblemático lugar con los chilangos y extranjeros que asisten. “Tenemos que cuidar nuestras tradiciones, nuestro pueblo. Esto no es un negocio (ser dueño o remar trajineras), yo le digo a mis clientes que lo que se cultiva aquí, alimenta a las familias, pero sembrar flores alimenta el alma” concluye Basilio.

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