Conoce la historia del Profesor Pief y su peculiar método de “Geometría genial”

Todos los miércoles, sábados y domingos, José Luis Robles llega alrededor del mediodía a una banca en el Centro Histórico de la CDMX y ahí se queda hasta las seis de la tarde. Este hombre alto, corpulento, de 70 años, viste pantalón, camisa desfajada, saco y zapatos de goma. Lleva también un sombrero y lentes adaptados con un tubo de cartón y cinta en el ojo izquierdo para poder enfocar los objetos. Padece retinopatía diabética, cataratas y pie diabético, pero eso no le impide dar clases de “Geometría genial” a todo aquel que llegue y se siente a platicar con él.

“¿De qué quieres que te hable? ¿Tienes alguna duda en geometría? ¿Qué es lo que más te gusta en la vida?”, pregunta José Luis a quien llega a su “aula Socrática, universal”, como él le dice a la banca ubicada frente a la Parroquia de San Francisco de Asís, en la calle Francisco I Madero, en el Centro Histórico de la CDMX.

Para él la calle es el lugar perfecto para enseñar, para hacer que “la verdad se mueva” y está convencido que con ayuda de un pizarrón, sus clases muestran la “naturaleza de la verdad”, con la que intenta explicar el mundo basado en la ciencia y en la religión, pues, considera, no son disciplinas ajenas, sino complementarias.

A José Luis también lo conocen como el “Profesor Pief”, nombre que, asegura, tiene registrado para que nadie más pueda usarlo. Pero, ¿de dónde salió ese “apodo”? El maestro explica que está construido por letras grecolatinas: “P” es el “pi” de los griegos, “I” es la unidad imaginaria de Euler, “E”, también de Euler, es la razón de crecimiento idéntico a su función, y la “F” proviene de “phi”, la divina proporción.

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A Pief lo acompaña Sonia, su esposa desde hace 30 años. Si bien él da clases en la calle para juntar dinero para el tratamiento médico de su diabetes, su necesidad es otra: trasmitir los conocimientos que cambiaron su vida.

“Muchos han dicho en internet que me encuentro en situación de calle o en abandono y no es así, mi familia no está muy de acuerdo en que esté dando clases afuera, pero si no lo hago me muero. No voy a estar vivo solo para comer. Me da placer enriquecer el conocimiento de los otros”, menciona.

“Yo puedo abrir la conciencia de niños, doctores en ciencia del más alto nivel y del pueblo que se acerca a mis clases. Les pruebo que si aprendemos a enunciar mejor la verdad se amplía a “n” dimensiones y formas, no se reduce a fórmulas”, asegura el profesor, quien sostiene que las matemáticas están mal enseñadas en nuestro país.

¿Cómo surgió la “Geometría genial” del Profesor Pief?

El gusto de José Luis por las matemáticas y la geometría comenzó cuando apenas era un niño y descubrió la Criba de Eratóstenes y el Teorema de Pitágoras. Desde entonces, el joven se convirtió en una especie de Ramanujan (matemático autodidacta indio) al que las fórmulas, formas y números se le presentaban en sueños, como si se tratara de inspiración divina.

Curiosamente, perder la vista no ha sido un obstáculo para José Luis, quien desde su juventud solía pasar hasta 18 horas al día con los ojos cerrados para “ver” sus pensamientos y “dialogar” consigo mismo sobre sus ideas. “Siempre me gustó ver la luz de mi mente, pero nunca pensé que la vida me llevara a quedarme ciego”, confiesa.

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Fue así como comenzaron las clases de “Geometría genial”, por las que el profesor Pief recibe desde 5 y hasta 20 pesos como pago. Además, dice, a lo largo de su carrera, ha creado hasta cinco tipos de geometría de vanguardia mundial: la varigeometría, la geometría contraintuitiva, la de dimensiones conexas, la del fractal vacío y la de teoremas subyacentes.

Además, José Luis ha desarrollado proyectos sobre el universo, sobre arquitectura como maravilla del mundo moderno así como de física y matemáticas.

“También tengo una nueva cosmovisión del universo que desarrollé en siete años de trabajo, sería una cátedra de geometría impresionante que quiero que salga al mundo entero antes de que me quede ciego”, concluye.