Una foto suya sosteniendo un trozo de papel picado blanco personalizado con el número 40 anuncia en su perfil de Instagram que Irene Azuela recién ha inaugurado su cuarta década de existencia. Gracias a su autenticidad y versatilidad, el festejo podría incluir papeles decorativos con otras leyendas.

Para los amantes del arte y el entretenimiento: actriz. No cualquiera, sino una muy respetada que lo mismo ha acatado las órdenes de John Malkovich en las tablas de teatro (El gran canario, 2008), que aparecido en capítulos de series creadas por las hermanas Wachowski (Sense8, 2015), recibido dos premios Ariel consecutivos (Quemar las Naves, 2007y Bajo la Sal, 2008) y protagonizado series multi mediáticas producidas por Salma Hayek.

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Es ésta última quien ha declarado lo que ya sospechábamos: la cámara adora el rostro de Irene. Por ello no es sorprendente que las publicaciones de moda también se rindan ante ella y le otorguen el papel de icono de estilo, haciéndola protagonista de sus portadas de aniversario (Vogue México) o invitándola a viajes y eventos de marcas de lujo como Tiffany o Ferragamo.

Pero, como en todas las áreas de su vida, Azuela no es una fanática de la moda cualquiera, sino una que se cuestiona el uso de pieles, apoya el diseño mexicano y mantiene el sentido del humor en cada ocasión que posa frente a las cámaras. En la intimidad, su papel más importante es el de madre y para algunos melómanos, será la esposa de… Pero lo privado importa poco mencionarlo, pues su trayectoria profesional la posiciona como chilanga del año, por sí misma.

La actriz de teatro que ha trabajado con Enrique Singer y Antonio Serrano. La diva del cine que ha compartido créditos con Willem Dafoe (Opus Zero, 2017) pero no le teme al estigma de protagonizar melodramas televisivos (El hotel de los secretos, 2016), ni a la responsabilidad política de involucrarse en thrillers políticos basados en acontecimientos históricos (Un extraño enemigo, 2018).

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Ella, la que los despistados confunden con Ilse Salas; la productora y activista que marcha cada 8 de marzo defiende el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y participa en iniciativas de la ONU. La joven promesa egresada de la London Academy of Music and Dramatic Arts que ya no lo es (no porque ya no sea joven sino porque hace mucho que su talento cumplió el buen augurio). Ella, el rostro en la publicidad de decenas de vallas invitándonos a ver Monarca, la serie sobre un imperio tequilero que rechazamos a priori por su hedor a telenovela, pero luego binge watcheamos en gran parte por la habilidad actoral de Azuela en cada escena.

Escribe Irene: “Que si a los 40 años te coronas como reina, que si es la parte más increíble de la vida, que si lo mejor llega, que si amaneces y observas por primera vez las canas que ya tenías, que si eres actriz mejor no lo digas… ¡que viva la vida! Punto”.

Desde afuera no percibimos las canas, pero si la consolidación de una emocionante carrera que no nos permite quitarle la vista de encima.

IRENE AZUELA

  • De las telenovelas mexicanas a Netflix, la actriz chilanga tiene una de las carreras más prometedoras en el cine y la TV, sin dejar de pararse en los escenarios de teatro.
  • Debutó en el séptimo arte en el 2007, en la cinta El búfalo de la noche, dirigida por Jorge Hernández Aldana, basada en la novela de Guillermo Arriaga.
  • Su rol actual: Ana María Carranza, para la serie de Netflix, Monarca. Interpreta a una mujer valiente y honesta que ha luchado toda su vida en contra de la injusticia.