Parece que en la Ciudad de México todos saben cómo acabar con la desigualdad… menos las autoridades.

Mejor movilidad, mejores empleos, mejores servicios públicos, mayor seguridad e inversiones. No estamos hablando nada fuera de lo común, son cosas básicas que la gente pide cuando les preguntas qué les hace falta para tener una mejor calidad de vida.

Para la edición de octubre, Chilango trabajó en alianza con Oxfam México, el Programa de Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y King’s College de Londres para mostrar cómo se vive la desigualdad en la Ciudad de México, a partir del ingreso que percibimos.

Los principales aspectos en los que se refleja la desigualdad son en el empleo, el acceso a la educación, a la salud, a la justicia, a los espacios públicos y a los medios de transporte.

Aunque acabar con la desigualdad será una tarea ardua, especialistas aseguran que no se trata de descubrir nada novedoso, sino de escuchar las necesidades ciudadanas y establecer políticas públicas prioritarias que beneficien a los sectores económicamente más desfavorecidos.

Propuestas para acabar con la desigualdad

Para el gerente de investigación de Oxfam, Diego Vázquez, la precariedad laboral es un factor que determina la desigualdad social, “pues no nada más tienen salarios bajos que no sirven para sacar a las familias de la pobreza sino que muchas personas trabajan en la informalidad sin ninguna prestación por lo que hacen”.

Es por ello —dice— que aún cuando los trabajadores estén en un esquema formal, su acceso a la seguridad social será deficiente.

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Al respecto, en su Decálogo contra la Desigualdad, Oxfam propone aumentar a nivel nacional el salario mínimo hasta alcanzar los $3,000 por persona al mes, cantidad que es el nivel de la línea de bienestar del Coneval. Además de establecer un programa piloto de renta mínima mensual por ciudadano, en lugar de aplicar políticas asistencialistas.

En el tema del transporte para acabar con la desigualdad, el World Resources Institute (WRI) considera necesaria la puesta en marcha de una política integral de movilidad que garantice no solo un mayor número de opciones de movilidad que lleven a los habitantes a donde requieren ir, sino que incluye un sistema para vigilar que se cumplan con niveles mínimos de seguridad y calidad de servicio.

Una de las opciones es la ampliación de líneas de Metro y Metrobús, por ser los transportes más económicos y que pueden beneficiar a grandes grupos de población.

Al mismo tiempo, las autoridades deben mejorar la planeación urbana y evitar sacar de la CDMX a las personas de menores ingresos. “Lo que vemos es que los procesos de gentrificación de la ciudad aumentan el valor de las viviendas en zonas muy céntricas y se está expulsando a los de menores ingresos hacia áreas territorialmente marginadas. Esto se asocia con vivir en lugares sin opciones de movilidad y con mayor exposición a la inseguridad”, explica Vázquez Pimentel.

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Para acabar con la desigualdad, WRI propone que la ciudad adopten políticas que promuevan la vivienda asequible y de calidad en zonas que ya cuenten con servicios urbanos a partir del financiamiento a la vivienda, inversión en infraestructura para el desarrollo de actividades económicas y de la creación de normatividad apropiada para la construcción, que beneficie a los ciudadanos.

A su vez, Oxfam sugiere reordenar los cobros del predial, para que los dueños de las viviendas con mayor valor catastral paguen un impuesto mayor que quienes viven en zonas de menor valor económico.

Necesaria colaboración entre entidades

Generar políticas metropolitanas que trasciendan a los gobiernos municipales es otra de las propuestas de los especialistas para disminuir la brecha y acabar con la desigualdad en la CDMX, una ciudad que se ha expandido tanto que ya no solo abarca las alcaldías, se trata de una zona metropolitana en la que la gente que vive en Ecatepec o Chalco, en el Estado de México, pero que trabaja en la ciudad y pasa su tiempo aquí.

“Por eso se requieren mecanismos innovadores de coordinación institucional entre autoridades para ofrecer soluciones integrales”, explica Diego Vázquez, gerente de investigación.

Para ello —explica— los gobiernos deben lograr articular respuestas únicas a problemas compartidos y políticas públicas unificadas para todo el Valle de México. “Se trata de lograr que no haya diferencias en las estrategias y enfoques entre gobiernos porque físicamente los límites ya no son visibles”.