Es común que los Godínez, o bueno, el sector trabajador del Distrito Federal salga de fiesta los fines de semana pero, ¿en miércoles?. Ayer por la noche Yelle le recordó a los jóvenes capitalinos que todos los días son buenos para bailar y más si ella es la encargada de animar.

Hace 10 años, cuando todos usábamos MySpace, una francesa llamó la atención de muchos. Julie Budet es buen ejemplo del alcance que pueden tener las redes sociales. Ayer Yelle regresó a la ciudad a presentar Complètement Fou su tercer disco y con el cual, logró abarrotar el Lunario.

El espectáculo comenzó temprano. A las nueve de la noche el guapo Grand Marnier y Tepr aparecieron en el escenario. Los beats de “Unillusion” comenzaron a sonar y ellos, coordinados, le dieron la bienvenida a Yelle.

La fiesta ya había comenzado, el público se amontonó en la valla que protegía el escenario, era importante estar cerca de Yelle. “Comme Un Enfant” fue la segunda canción en sonar y Julie, con un vestido azul que parecía de foamy no paraba de saltar.

Los movimientos sincronizados de Grand y Tepr demostraban que, a comparación del show de hace 6 años (en la Feria de Chapultepec), esta noche estaba bien planeada. “La Musique” comenzó a escucharse y mientras la francesa entonaba que la música te emborracha aún sin licor en la sangre, los presentes parecían embriagarse con sus notas.

Yelle ha declarado sentirse orgullosa de ser franesa, cantar en francés y que aún así la gente se sepa sus canciones. “Ba$$in”, su último sencillo, fue la cuarta pieza en el setlist y efectivamente, ésta, también fue coreada.

La noche ya estaba lo suficientemente divertida y entonces, “Je veux te voir”. Ella no paraba de bailar y sonreír. En el fondo, el par de bateristas hacían lo suyo y parecía que el público no podía dejar de moverse. El Lunario estaba vibrando.

“Gracias, Merci, ‘Méjico’. Estoy muy feliz de estar otra vez aquí. Están listos para ¿cómo se dice? ¡Mover las caderas! Vamos a volvernos locos”; dijo Julie y efectivamente, el venue parecía enloquecido gritando y alzando las manos.

Yelle es el acrónimo de You Enjoy Life, más un último ‘le’ que le da feminidad al nombre y parece que, sí, Julie disfruta la vida. “Toho” y la dulce “Coca sans bulles” se sumaron a la noche. El momento era ideal, la canción declaraba que no hay aburrimiento, y sí que deberíamos divertirnos como Gotainer (cantante y humorista francés).

Haciéndole caso a Yelle, el público no dejaba de disfrutar. El evento ya había llegado a su climax, Grand Marnier y Tepr se levantaron de sus correspondientes baterías para darse un abrazo y comenzó el trance romántico.

“Que Veux-Tu” y “Dire qu’on va tous mourir” serenaron la velada. Las cabezas aún se movían pero eran apenas las 10 de la noche y había que guardar energías.

Yelle desapareció un momento del escenario y Grand Marnier aprovechó para tomar un video del público en éxtasis. Después, la cantante reapareció con un full bodysuit azul con flores que reafirma su influencia de los 80 y demostraba que no le sobra ni un solo gramo de grasa.

“Jeune fille garnement” y “A Cause des Garçons” dieron pie al último bloque de la noche. Después de que Yelle agradeciera en francés-inglés-español, varias veces “Safari Disco Club” empezó a sonar.

El publicó sacó sus mejores pasos de hip-hop; los sonidos africanos hacían vibrar a los cientos de fans que todavía no querían parar. La curación de las canciones fue favorable para llevar al público del simple disfrute al aparente delirio.

“Tristesse/Joie” fue la penúltima canción en sonar; para terminar la pieza homónima y más alegre de su último disco Complètement Fou cerró la presentación.

El trío agradeció a los presentes; parecían realmente emocionados. Dieron un pequeño discurso confesando que México es su lugar favorito para tocar y que esa noche, había sido mucho muy especial. Yelle manifestó que esperaba regresar pronto y uniendo las manos en forma de corazón, la mayor parte del público contesto el gesto de agradecimiento.

Para terminar la noche, el after fue en el Hotel W; dónde Julie convivio un rato con los rebeldes que todavía no iban a dormir. Platicó, abrazó, besó y amablemente se tomó fotos con quienes querían conservar el momento. GrandMarnier se ocupó de la tornamesa y con su gusto musical demostró que aunque ella es encantadora, él es la cabeza detrás de Yelle.

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