Joan Sebastian, “El rey del Jaripeo”, uno de los cantautores mexicanos más populares y queridos por el público, fue el ejemplo viviente de luchar por alcanzar un sueño, que fue el de ser reconocido y amado por su música, a pesar de todas las dificultades que le siguieron a lo largo de la vida. Hoy falleció a los 64 años en su rancho de Guerrero.

José Manuel Figueroa, su nombre real, abordaba distintos géneros, como la ranchera, la balada, el pop o la música de banda, y con ellos conquistó a infinidad de seguidores a lo largo de tres décadas.

Su historia, un cuento de hadas

Su historia fue como sacada de un cuento, pues desde pequeño tenía el sueño de ser cantante, cuando era un chiquillo en su natal Juliantla, un pequeño pueblo del municipio de Taxco, Guerrero. En aquel entonces, entre sus deseos de ser cantante, también estaba el de convertirse en sacerdote. Se inscribió en el seminario cuando era un adolescente, pero pronto se daría cuenta que lo suyo era cantar.

Y así lo hizo. Su primera vez ante el público fue en un concurso en Cuautla donde interpretó ‘Tu camino y el mío’, de Vicente Fernández. De ahí su vida empezaría a tomar el rumbo que siempre había querido, diciéndole adiós al seminario y a Juliantla, aunque siempre regresaría a su tierra. De hecho, ya cuando se encaminó en su carrera artística, le compuso una canción a su terruño, la cual fue muy famosa.

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Antes de cumplir 20 años, Joan Sebastian inició la búsqueda de su sueño, pero para lograrlo tuvo que luchar. Al principio le costó mucho mantenerse como cantante, por lo que trabajaba en un hotel de Oaxtepec; ahí empezó el inicio del sueño, como sacado de una película, pues la cantante Angélica María, quien una vez visitaba el lugar a finales de los 60, lo escuchó cantar y fue tal el gusto, que le dio el número de un productor. Joan Sebastian decidió probar suerte y viajó al DF para ver al productor, pero terminó con otro y así empezó a grabar. Le programaban en la radio y empezó a entrar en el gusto de la gente.

Hombre de éxitos

Fue ahí, cuando le programaron en la radio, que decidió cambiarse el nombre a Joan Sebastian (sin acento en la última a de Sebastian). El nombre pegó, así como sus canciones, como aquel primer éxito que le abrió las puertas de la fama: ‘Sembrador de amor’.

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De ahí en adelante, el éxito de Joan Sebastian creció como la espuma, con canciones que se apoderaron del imaginario colectivo y que incluso hasta los más ‘exquisitos’ han cantado o mínimo tarareado una canción del hijo predilecto de Juliantla, como ‘Veinticinco rosas’, que fue todo un trancazo en los 80.

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Yo la guitarra y tú, maracas…

Por aquellos años, a finales de los 80, un dúo con Alberto Vázquez también sería un éxito total, con la canción de ‘Maracas’. Dicha canción trata del reencuentro de dos amigos que en su adolescencia estaban enamorados de la misma mujer. En ese reencuentro, recuerdan aquellos años donde le llevaban serenata a la susodicha, pero al final uno de ellos es el ganón y se casa con la dama, aunque después se divorciaran. Ambos recuerdan que le llevaban serenata, tocando la guitarra y las maracas.

Toda una historia resumida en aproximadamente tres minutos y que a pesar de su sencillez, fue del gusto de mucha gente, pues el dúo se componía del propio Joan Sebastian, un cantautor más inclinado a la música ranchera, y Alberto Vázquez, una de las glorias del rock and roll mexicano de los 60, además de baladista.

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Para los más ‘modernos’

Pero si eres de aquellos que no se acuerdan mucho de los 80 o no te tocó esa época, hay dos canciones que en especial son muy llegadoras y que siempre serán bienvenidas a la hora de empinar el codo. La primera es ‘Tatuajes’, una rolita de esas para adoloridos, especial para aquellos que no pueden olvidar a la damisela que aún los trae cacheteando las banquetas o para las damitas que todavía se mojan por tantas lágrimas que han soltado a aquel hombre que no pueden olvidar.

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La otra es ‘Secreto de amor’, canción que le dio un segundo aire en su carrera, volviéndolo a los primeros planos de popularidad, gracias también a que fue tema de una telenovela y que además puso a bailar hasta al más entumido.

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Nada perdido

Además de sus canciones, Joan Sebastian también dio de qué hablar a mediados de los 90, cuando participó por primera vez en una telenovela. Dicha producción llevaba el nombre de ‘Tú y yo’, pero no sólo fue importante porque fue su primera telenovela, sino porque compartía crédito de estelar con Maribel Guardia.

De ahí nació una relación con la actriz costarricense naturalizada mexicana, con quien procreara un hijo. En ese entonces, Joan Sebastian tenía 45 años, mientras que Maribel Guardia tenía 37 años y era considerada una de las mujeres más bellas de la televisión, así que no andaba nada perdido nuestro buen Joan.

<a href="https://www.youtube.com/watch?v=y0K-8hBTAOY">https://www.youtube.com/watch?v=y0K-8hBTAOY</a>

No todo fue miel sobre hojuelas

La vida de Joan Sebastian no fue sencilla al momento de buscar alcanzar la fama, pues tuvo que hacer grandes sacrificios y trabajar arduamente. Sin embargo, eso fue poco comparado a otras dolorosas circunstancias que el destino le puso en su vida.

La pérdida de dos de sus hijos fue lo que más marcaron su existencia. Primero, el asesinato de su hijo Trigo de Jesús Figueroa, en agosto de 2006, durante una de sus presentaciones en Texas. Este hecho hizo que se involucrara su nombre y el de su familia con el crimen organizado, aunque nunca se supo más del simple rumor.

Cuatro años después, en junio de 2010, su hijo Juan Sebastian también sería asesinado, en su caso en Cuernavaca, Morelos, por un hombre que le disparó a las afueras de un antro. Esto de nuevo levantó las sospechas de una supuesta relación con el crimen organizado.

Otro de los casos dolorosos en su vida fue cuando en 1999 se le diagnosticó cáncer de huesos. Si bien pudo controlarlo, en 2007 recayó, pero de nueva cuenta pudo mantenerse. Y en 2012 otra vez la enfermedad hizo su aparición.

Así pues, Joan Sebastian siempre será recordado como uno de los cantautores más prolíficos y queridos por el público mexicano.

Que descanse en paz.

¿Cuál de sus rolas te llega más?