¿Podrías desobedecer a una voz que te ordena que no veas a nadie y mucho menos hables? Esta también te pide que te concentres, que veas dentro de sus ojos. Así fue como comenzó la presentación de Phantogram en El Plaza Condesa; a las 21:35 horas el escenario se tiñó de un intenso color azul para dar paso al dúo neoyorquino que inició con You’re Mine.

Josh Carter y Sarah Barthel regresaron a la capital mexicana para que escucháramos en vivo algunos de los temas de Three (2016), su más reciente álbum. Desde el momento en el que Sarah soltó las primeras frases —vaya que estaban cargadas de dolor— capturó la atención de gran parte del público.

Same Old Blues permitió que la agrupación rompiera rápido el hielo soltando ligeros tintes industriales y un poco de rock -con sus respectivos riffs- mientras la voz de Sarah nos hacía recordar la etapa más melancólica de Alison Goldfrapp o hasta a Natasha Khan, de Bat For Lashes.

Mientras el escenario se iluminaba de azul, rojo o parecía descontrolarnos con brillantes juegos de luces blancas, con estrobo incluido, la noche avanzaba entre canciones como Run Run Blood, Don’t Move con su coqueteo discreto y Mouthful of Diamonds con la que viajaron en su propio sonido hasta 2010.

Uno de los momentos en los que la voz de Barthel solo fue un complemento al canto del público sucedió con la combinación letal de Fall in Love y When I’m Small —que ni un tonto grito de “bien ‘fantasmograma’” por parte de alguna impertinente pudieron arruinar—.

Luego de una breve pausa, el dúo y sus acompañantes soltaron los primeros acordes de Barking Dog, canción a la que siguió Cruel World y, finalmente, You Don’t Get Me High Anymore. Phantogram se despidió vistiendo las populares chamarras que en la espalda muestran la frase “Mexico is the shit” e invitando a que no nos rindamos a la adversidad… todos sabemos por quien (si tú, Donald Trump) lo dijeron.