El señor de señores, el honorable y, siempre vigente, Salvador Flores Rivera – “Chava” Flores, pa’ los cuates -,nació un día como hoy, pero de 1920, en la majestuosa y siempre presurosa Ciudad de México. Creció en el barrio de La Merced y dedicó gran parte de su vida a la cantada.

Llegó a la fama gracias a sus netas y su carisma. Sus rolas nos hablan del día a día chilango: desde los pormenores de lidiar con los gorrones, hasta los horrores de viajar en el metro; el orgullo de codearse con los ricos y clases de administración financiera para Bartola. ‘Chava’, sin dudas, ha sido uno de los personajes más divertidos e ingeniosos dentro de la composición musical.

Aunque algunos lo piensen, sus letras no se limitan a reír de la vida en la ciudad. Al contrario, son grandes lecciones de vida que deberán pasar de generación en generación. Y nosotros decidimos compartir con ustedes la sabiduría de este señor.

El secreto de la abundancia está en saber administrarse

Chava tenía espíritu despilfarrador y así lo demuestra con su bondad hacia Bartola a quien, según describe, le daba peso sobre peso del dinero que se gastaba. El problema es que nunca pasaba de dos, pero aun así le alcanzaba pa’ la renta, el teléfono y la luz. ¡Ah, vedá!

Al diablo la poesía, lo mejor es ser honesto

Ah, las mujeres. Tan chulas de veras, lo malo es que todas comen y cuando uno decide cortejarlas, hace promesas irreales, las llevamos a los mejores restaurantes para impresionarlas, aunque nos quedemos sin un peso en la bolsa. Y luego, cuando acaba el encanto, se dan cuenta que nomás no podemos darles la vida que desean y nos cambian por otro.

Por eso, deberíamos ser honestos. Aplicar la ideología de Chava y,decirles al oído: ‘Si a ti te ofreciera el mar…yo te apuesto que te ahogabas’.

Viajar en el metro es para los valientes

Todo aquél que haya decidido abordar con valentía e ingenuidad el metro de la Ciudad de México sabe que es una experiencia única. Sobre todo si se agarra en horas pico y salpicas de sudor. En esos momentos de tensión cuando el andén se queda pasmado entre estación y estación, todos somos uno.

Vivir en el DF debería tener valor curricular

Cuando vives en una ciudad donde el simple hecho de estacionarse en la calle es toda una odisea, sabes que es un lugar para los duros. Lo mejor para sobrevivir en la ciudad es madrugrar, aunque no nos guste. Porque tenemos el talento de dejar todo al último. ¿O no?

El éxito es de quien lo trabaja… y las mujeres también

Todos soñamos con el éxito, con que nos tiren un hueso y armarla de por vida; con que los políticos se preocupen por el país y que el dinero nunca nos va a faltar. Pero la realidad es muy distinta. Hay que trabajar por lo que uno quiere y esto incluye a las mujeres.

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